Diario de una Jesp: El balance de 2012

Diario de una Jesp: El balance de 2012

Ser JESP es duro, -pese a que haya alguna lumbreras por ahí que opine que los jóvenes de hoy en día emigramos por espíritu aventurero-. Pero también es cierto que empezar de cero en otro país (en materia de hogar, de amigos, de trabajo y de dinero), te hace luchar más que nunca, y lograr objetivos que jamás hubieras imaginado alcanzar.

Ay, abuela, qué sorda estás. Qué difícil es hablar contigo por Skype. Mejor te dejo, que ya te veo en unas horas en Madrid (aunque tú no lo sepas, porque voy de sorpresa). Venga, me pongo a hacer la maleta, pero la de tamaño Ryanair, que estaré sólo unas semanas. Casi que dejo aquí los jerseis más abrigados y las botas de agua. Sin duda me serán de utilidad cuando vuelva a Dublín... Recojo bien la mesa donde trabajo, y veo mi cuaderno. ¡Por Dios que no se me olvide! Este libro de notas es para mí como el botox para Belén Esteban; siempre va conmigo. Lo abro, lo hojeo, y me quedo pensando... Me lo compré al llegar, y desde entonces he escrito en él todo tipo de cosas. Borradores de los posts que habéis leído durante este tiempo (la inspiración puede llegar en cualquier momento), preguntas y respuestas de entrevistas que he hecho para mis artículos, datos necesarios para los mismos... Aspectos varios de mi faceta periodística, y también otros de tipo personal: anotaciones con los números de teléfono a los que llamé para buscar casa; información sobre las ciudades que he visitado desde que llegué; operaciones matemáticas para calcular cómo llegar a fin de mes; nombres de mercados y restaurantes de Dublín a los que quiero ir... Caigo en la cuenta de que este cuaderno de 1,30€, se ha convertido, sin quererlo, en un diario caótico y desordenado - como yo-, que recoge todo lo que he experimentado aquí en Irlanda este 2012.

 

Borrador en mi cuaderno de uno de los posts de Diario de una JESP.

Preparáos, porque voy a ponerme moñas. Me paro a leer cada una de sus líneas. A través de ellas, revivo los pasos que he dado en estos meses. Hago balance y reparo en que, sin duda, soy más rica. No, no tengo un puñetero duro. Pero soy más rica en experiencias, en conocimiento, en amistades, en contactos, en recetas de sopas (que me distéis muchas)... y lo que es más importante, en valentía.

Ser JESP es duro, -pese a que haya alguna lumbreras por ahí que opine que los jóvenes de hoy en día emigramos por espíritu aventurero-. Pero también es cierto que empezar de cero en otro país (en materia de hogar, de amigos, de trabajo y de dinero), te hace luchar más que nunca, y lograr objetivos que jamás hubieras imaginado alcanzar. Al llegar a una ciudad en las que no tienes nada, te convences a ti mismo de que tampoco pierdes nada por intentar cosas que, a priori, parecen complejísimas. O incluso imposibles. Ser JESP te hace arriesgar, y perder la vergüenza. Como aquella vez que me enteré de que Montserrat Domínguez vendría al Instituto Cervantes de Dublín. Apunté la fecha y la hora en mi cuaderno, y las grabé a fuego en mi cabeza. El día en cuestión me planté allí 50 minutos antes. Fui a ver a Sergio, el responsable de prensa del Instituto, al que ya conocía. Le supliqué que me ayudara a acorralar a Montserrat al final de su charla. Y así lo hizo. Con el corazón a mil, le di una hoja de papel; un solo folio en el que plasmaba la idea de este blog. Le dije: "Léelo en el avión, porfa. No te llevará más de un minuto". Ella lo ojeó, y respondió que por supuesto; de hecho me pidió el teléfono. Me fui a casa hinchada como un pavo, pero los días pasaban y mi blackberry del pleistoceno no sonaba (no, no era que no funcionase; en aquellos momentos el cacharro este todavía reproducía sonidos). "Tengo que hacer algo", pensé. La única forma que tenía de darle la plasta era a través de twitter. Así que me lancé, y públicamente, la interrogué:

 

¡No os imagináis qué subidón! Necesitaba compartir mi alegría con alguien. "¡¡Jess, Jess!! ¡¡La Arianna Huffington española me ha dicho que quiere leer mi primer post!!", le dije a gritos a mi flatmate americana, muy fan de la versión estadounidense de este diario. "¡Esto hay que celebrarlo!", contestó ella. Me abrazó, y sacó de entre los cojines del sofá su mediada botella de Johnnie Walker. Jess siempre encuentra excusa para seguir bebiendo...

Quién me hubiera dicho a mí hace un año que a día de hoy sería blogger del Huffington, ese periódico online que ya consultaba en su versión americana antes de que se lanzara en España, tras descubrir la figura de su creadora en un suplemento dominical. Y aunque el Huff es quizá la parte más visible de mis pequeños avances profesionales de este 2012, hay otros que también tienen su valor. Me han comprado artículos en inglés, reportajes, textos sobre viajes... En definitiva, creo que he dado los primeros pasos como periodista en prensa escrita -una pasión desconocida hasta hace poco para mí, porque sólo tenía experiencia en el sector audiovisual-.

No voy a mentiros (me pillaríais fijo; ¡como os lo cuento todo!): mi situación sigue siendo precaria. Pero, al menos, estoy satisfecha de haberme dejado los cuernos por lo que me hace feliz. Y juro que lo seguiré haciendo este próximo año. A todos los que os veáis obligados a dejar España, seáis jóvenes o adultos, os aconsejo que no os rindáis, que luchéis con todas vuestras fuerzas hasta conseguir vuestra meta.

Muchas gracias por vuestro apoyo y vuestros comentarios durante estos meses. Feliz Navidad, y nos leemos en 2013. Keep tuned...