Qué debe saber un español si viaja a Reino Unido tras el Brexit

Qué debe saber un español si viaja a Reino Unido tras el Brexit

¿Se necesita pasaporte? ¿Qué pasa con el 'roaming'? ¿Y con los Erasmus?

Los reyes de España y los duques de Cambridge, en una visita a Windsor en junio de 2019.Patrick van Katwijk/Getty Images

Tres años, siete meses y ocho días después de que los ciudadanos de Reino Unido votaran por salir de la Unión Europea, el Brexit se hará efectivo (¿por fin?) este 31 de enero. Pero ni los brexiteers deberían lanzar campanas al vuelo ni debería cundir el pánico entre los remainers… todavía.

A partir del 31 de enero, y hasta finales de 2020, Reino Unido entra en un período de transición con la UE durante el cual ambas partes negociarán cómo será su relación futura. Por tanto, lo que ocurra a partir de 2021 —que se decidirá en esta negociación— sigue todavía “en el aire”, explica Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

“Desde el punto de vista práctico, no cambia nada hasta diciembre de 2020”, señala. Ni para las empresas ni para los ciudadanos. “El problema viene después, porque no sabemos qué tipo de acuerdo habrá”, aclara Steinberg. El otro problema es que esta negociación será “a contrarreloj”. “Doce meses escasos no son suficientes; los expertos calculan que se necesitarían entre 5 y 7 años para negociar una relación futura entre Reino Unido y los países de la UE”, apunta Manuel López Linares, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas.

Mientras tanto, y a lo largo de todo 2020, los ciudadanos españoles se pueden despreocupar si planean hacer un viaje a Reino Unido (o viceversa): ni necesitan pasaporte, ya que basta con portar el DNI, ni van a pagar tarifas extras de roaming al llamar por teléfono o usar internet en el móvil, explican desde la web habilitada de Moncloa para informar sobre el Brexit

Algo similar se aplica a los Erasmus. Los alumnos que ya han comenzado el curso tienen garantizados los fondos de becas de la UE, asegura López Linares, y se mantienen los programas de movilidad Erasmus para estudiantes y profesores hasta el final del curso 2020-2021, indican desde el British Council. Según la información de la Embajada Británica en Madrid, “el Gobierno británico está abierto a mantener su participación en el programa Erasmus+ , que será parte de las negociaciones sobre la relación futura con la UE”.

Curiosamente, para el curso 2019-2020 han solicitado estudiar en Reino Unido un 10% más de españoles que el año anterior, y España ya se sitúa como quinto emisor de universitarios a Gran Bretaña. 

El servicio británico de admisión universitaria (UCAS) ha aprobado 2610 solicitudes de estudiantes españoles para este curso vigente y esas más de dos mil personas tendrán derecho a las mismas tasas y financiación pública que los británicos hasta finalizar sus estudios —recuerda el British Council—, siempre que se matriculen antes del 31 de diciembre del 2020.

Volvemos a ese “todo está en aire”, y la cosa entonces se complica. Básicamente, depende de lo que se negocie este año, y en ese proceso caben varias posibilidades:

— Que se alargue el período transitorio para seguir negociando más allá de 2021.

— Que se llegue a un acuerdo bastante general que deje varios frentes abiertos para ir cerrándolos uno por uno y más adelante. Esto es: alcanzar un acuerdo ‘provisional’ y después firmar acuerdos de cooperación bilaterales, lo que podría ocurrir con el programa Erasmus o con países con los que Reino Unido tenga un interés concreto, por ejemplo, con España en el caso de los turistas. “A los británicos les interesa tener acuerdos bilaterales específicos que protejan a los turistas británicos y aseguren a los jubilados sus prestaciones médicas”, abunda Steinberg.

— Que no haya acuerdo y se aplique un Brexit duro.

— Que sí haya acuerdo ‘definitivo’.

En el caso de que en 2020 termine el período transitorio, quedará definida la relación entre Reino Unido y el resto de la UE. Pero sobre la naturaleza de esa relación futura también se abren varias opciones, explica Steinberg:

— Puede ser al estilo noruego, país fuera de la UE pero con un estatus especial.

— De nuevo, puede ser una salida abrupta sin acuerdo, y entonces Reino Unido se convertiría en un país tercero, como podría ser Uruguay, por ejemplo, con el que se necesitan visados para viajar, se aplican aranceles, etcétera.

— Puede situarse en un punto intermedio, lo cual, opina el experto, es “bastante probable”.

“Reino Unido es lo bastante importante como para que acabe siendo considerado como cualquier país tercero”, sostiene Steinberg. La duda reside en cómo se llegará a ese acuerdo. “De momento, los británicos dicen que no quieren ser como Noruega, pero a día de hoy no sabemos en qué quedará”, admite. 

  Carles Puigdemont y Nigel Farage, en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo en enero de 2020.FREDERICK FLORIN/AFP via Getty Images

Boris Johnson ha repetido por activa y por pasiva que no va a prolongar el período de transición y que no tiene miedo a un Brexit a las bravas, pese a estar demostrado que será negativo para Reino Unido. Manuel López Linares hace una doble lectura de la postura del primer ministro británico: “A Johnson le interesa por dos motivos: por electoralismo, ya que esta fue una de sus promesas, y por presionar a la UE, como muestra de fortaleza, de desinterés y de orgullo”.

“A quien menos interesa un Brexit abrupto es precisamente a los ingleses. Pero por alguna razón, a veces su orgullo va por delante de sus deseos de crecimiento económico. Parece que el argumento, para algunas personas, es que vale más el orgullo que el PIB y están dispuestos a afrontar un menor crecimiento económico con tal de salirse con la suya”, explica el profesor López Linares.

En el ‘peor’ de los casos, Reino Unido saldría del mercado único pero pasaría a ser parte de la Organización Mundial del Comercio como “nación más favorecida”. Esto es: no podrían aplicar a la UE tarifas superiores a las mínimas que aplican al resto de socios comerciales, señala López Linares.

Con el mercado único, hay un libre flujo de bienes, servicios, capitales y personas entre Reino Unido y la UE. En caso de Brexit duro a partir de 2021, los aranceles que se aplicarían sobre los productos serían, de media, de un 2%. Ese porcentaje podría variar entre sectores, apunta López Linares, siendo los más afectados el de la automoción y de productos químicos, entre otros. “Esto es lo que más notarán las empresas españolas y las pymes”, afirma, ya que lo lógico es que suban los precios por los aranceles y aduanas y, previsiblemente, bajen las ventas.

Pasado el período transitorio, lo más probable es que sea necesario viajar hacia o desde Reino Unido con pasaporte, sostiene López Linares. “Es lo más lógico porque Gran Bretaña sale del mercado único, y hasta ahora ni siquiera estaba en el espacio Schengen”, indica.

No obstante, los españoles que estén registrados como residentes en el Reino Unido podrán seguir usando su DNI al menos hasta 2025, precisan desde la Embajada Británica en Madrid.

En cuanto al roaming, si en 2021 no hay acuerdo, lo normal es que se pague más por las llamadas y la itinerancia de datos, aunque las empresas tienen potestad para ofrecer la posibilidad de un roaming específico para sus clientes. Lo seguro es que, hasta diciembre de 2020, no se paga recargo adicional por uso del móvil en viajes España-Reino Unido. Después, Boris (y las compañías telefónicas) dirán.

El resumen de toda esta maraña de posibilidades es que todo está por negociar. De esa negociación pende la cuestión de si ganará el lado patriótico de los británicos (y haya un Brexit abrupto) o su lado más pragmático, y entonces decidan alargar el período transitorio y aplicar el Brexit por fases.

Porque “si los ingleses quisieran, todo podría seguir prácticamente igual”, concluye Steinberg.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es