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El órdago de la moción de Bayrou: las claves de una crisis que amenaza con nuevas legislativas en Francia

El órdago de la moción de Bayrou: las claves de una crisis que amenaza con nuevas legislativas en Francia

Los recortes, la deuda, los festivos y el esfuerzo social ponen al primer ministro galo en una posición complicada, ante el abismo: ¿será una moción de confianza o de censura la que veremos el 8 de septiembre en la Asamblea Nacional?

El primer ministro francés, François Bayrou, durante una conferencia de prensa sobre su presupuesto para 2026 en París, el 25 de agosto de 2025.Abdul Saboor / Reuters

Verano de 2024. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, convocó comicios legislativos anticipados porque la ultraderecha se acababa de imponer en las elecciones europeas. Todo un mazazo. El liberal quiso cortocircuitar a los de Marine Le Pen con una jugada arriesgada que, queda visto, le salió regular tirando a mal. No sólo para sus intereses -su partido quedó relegado, insustancial-, sino para los nacionales: la Asamblea quedó tan fracturada, prácticamente en tres partes irreconciliables, que legislar es un sindiós hoy en el país vecino. Derecha extrema a un lado, liberales y derecha clásica al otro, izquierda (la legítima ganadora de aquella cita con las urnas) en medio. 

Ahora, el Gobierno galo vuelve al borde del abismo con el anuncio de ayer del primer ministro, François Bayrou, que se someterá el 8 septiembre a un voto de confianza que podría hacer caer su propio Gobierno. Es el segundo premier que lleva el país desde aquellas elecciones. El primero duró de septiembre a diciembre. Si lo recuerdan, se llamaba Michel Barnier

Bayrou justificó ayer su arriesgada maniobra para lograr el aval del Parlamento francés a su plan de austeridad que prevé en 2026 un ahorro de 44.000 millones de euros y, de paso, anticiparse a los efectos de la primera gran movilización social contra ese plan, prevista para el 10 de septiembre. Exactamente dos días antes de la esperada votación, Francia se paralizará en un día de protesta conocido como "el confinamiento" debido al costo de vida, la frustración y la furia. Todo a la vez. Puede ser un momento de enorme tensión en las calles de una Francia que ya sabe lo que es sacarle los colores a Macron, por ejemplo, con sus pensiones o su reforma universitaria. Por eso se dice que el gabinete está en la cuerda floja, en el alambre, ante el abismo o con la metáfora que se quiera usar. En crisis y con posibilidades de romperse, desde luego. 

"Si tiene mayoría, el Gobierno sale confirmado. Si no la tiene, el Gobierno cae", resumió lacónicamente el primer ministro, quien en sus apenas nueve meses en el cargo ha registrado bajísimos índices de popularidad. 

Ese escenario, probable teniendo en cuenta que los centristas y conservadores que respaldan al primer ministro carecen de mayoría absoluta, se ha ido consolidando puesto que la ultraderecha de Marine Le Pen y La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon han avanzado que votarán en la Asamblea Nacional contra la confianza de Bayrou, expone EFE. 

El primer ministro Bayrou habló con la prensa este lunes por la tarde, centrándose especialmente en cuestiones presupuestarias. Fue él mismo quien anunció la convocatoria en la Asamblea para decidir si su gabinete tiene la confianza del Parlamento para acometer los tijeretazos que, dice, son esenciales para el futuro del país vecino. 

Habló de un "momento preocupante y decisivo" para Francia, en un discurso que duró casi 40 minutos. El estado de la deuda, el voto de confianza y una Europa demasiado "dividida" fueron los puntos clave de sus declaraciones, además. Este centrista católico, que tomó el relevo de Michel Barnier (defenestrado en diciembre por la unión de la izquierda y la ultraderecha), aspira a lograr ese voto de confianza en la Asamblea Nacional y la prensa local no sabe cómo afrontarlo: si como el gesto de un kamikaze que lo da todo por perdido o el de un hombre con esperanzas y alguna baza por descubrir.  

¿Confianza o censura? 

El voto de confianza expone al actual Gobierno -segundo desde las elecciones legislativas de julio de 2024, reacción de Macron para intentar frenar a los ultras de Marine Le Pen- a un voto de censura, en la práctica. Pero Bayrou es un buen apostador, dicen en su equipo, sabe de negociaciones, de presiones y de pactos, de concesiones y de contrapartidas. A eso se aferra. De hecho, el canal France 24 ha informado de que ha pasado todo el verano en París preparando el escenario ahora anunciado. Se juega su futuro y el de los franceses, que están cerca de concurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) si la deuda pública continúa aumentando.

"He solicitado al presidente de la República, y él ha accedido, convocar una sesión extraordinaria del Parlamento dentro de dos semanas. Ese día abordaré la responsabilidad del gobierno con una declaración política general, de conformidad con el artículo 49-1 de nuestra Constitución", dijo el primer ministro, explicando su paso. "Cada uno asumirá sus responsabilidades, el gobierno asumirá las suyas", declaró Bayrou. "El Parlamento tendrá la decisión en sus manos el 8 de septiembre. Todos se comprometerán con el pueblo francés, y ahí es donde la democracia cobra todo su sentido".

Una reunión con el presidente Macron en el Fuerte de Bregançon, donde continúa sus vacaciones en la Costa Azul, definió este movimiento, señala el mismo medio. 

El contexto

Bayrou, en la alocución en la que lanzó su único anuncio del día, abordó primero la situación internacional y sus consecuencias a escala continental y nacional, como si ese telón de fondo explicase también lo que quiere hacer. "Los grandes imperios han decidido imponer su ley por la fuerza", declaró el primer ministro, citando la invasión rusa de Ucrania, los conflictos en Oriente Medio y la guerra comercial con Estados Unidos, "impuesta" por Donald Trump. En este contexto, Europa está "con demasiada frecuencia dividida", lamentó, añadiendo que cada uno de sus países intenta "buscar primero sus propias ventajas".

Dijo que "Francia se encuentra en una peligrosa paradoja, increíblemente dotada en todo lo que se encuentra en la cima de la pirámide de los logros humanos", citando la "ciencia", las "matemáticas", los "automóviles" y el "lujo". "Sin embargo, estamos desfasados en todo lo que hay en la base de la pirámide: el consumo", continuó, describiendo a su nación como un país "a la vanguardia y a la vez, rezagado". Quiere el aval de sus aliados y no aliados, si es posible, para lograr ese impulso que cree que necesita. 

"Un peligro inminente se cierne sobre Francia. Nuestro país está en peligro porque estamos al borde de un endeudamiento excesivo", declaró con gravedad. Y ese peligro es la deuda. Según el primer ministro, "cada hora de cada día y de cada noche, la deuda ha aumentado en 12 millones de euros adicionales" en los últimos 20 años. Bayrou citó entonces las crisis que ha experimentado el país, como "la guerra en Ucrania", "la inflación" y "la tormenta de aranceles desatada por Trump". "La dependencia de la deuda se ha vuelto crónica", lamentó. Explicó que este dinero se utilizó "para gastos corrientes" y no para inversión.

"La carga de la deuda se convertirá en el mayor presupuesto del país este año", continuó. Representará más que los presupuestos combinados de Educación Nacional, Educación Superior, Vivienda, Defensa y Justicia. Para el primer ministro, el monto de la deuda este año es de 66.000 millones de euros, 75.000 millones el próximo año y 107.000 millones en 2029.

"El 20% del progreso de Francia se refleja en la carga de la deuda cada año", aseguró, calificándola una vez más como una "amenaza". "No hay salida si no reconocemos la gravedad y la inevitabilidad de este riesgo", afirmó. "En la medida de lo posible, no permitiré que nuestro país se hunda en este riesgo", concluyó.

El objetivo es iniciar un camino para reducir el déficit público, que se ha desbocado en los últimos ejercicios y alcanzó el 5,8 % del producto interior bruto (PIB) en 2024. Del 5,4 % previsto para este 2025, el Gobierno confía en que con las medidas planteadas disminuya al 4,6 % del PIB en 2026, en una senda que permitiría llegar a 2029 con un déficit del 2,8 %, por debajo del 3 %, que es el tope establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea (UE).

Hasta los festivos

François Bayrou ha propuesto eliminar dos días festivos para ahorrar, pero la mayoría de los franceses se oponen. El primer ministro lamentó en su intervención que las "medidas" anunciadas, como la eliminación de esos descansos se encontraran en el centro de las discusiones, cuando era "el plan general" lo que debía discutirse. Y cuando es una propuesta "debatible y modificable". Da igual su flexibilidad, ha tocado una fibra sensible en unos ciudadanos que ya creen que se les exige mucho para aguantar las finanzas del país, empezando con reformas como las de las pensiones

"Debatir sólo las medidas es ignorar la necesidad del plan general, que se espera genere un ahorro de 43.800 millones de euros para 2026", argumentó. Para justificar su enfoque, reiteró que todas las disposiciones presentadas el 15 de julio son "modificables y mejorables, con los interlocutores sociales y los parlamentarios durante el debate presupuestario".

Sin embargo, incluso si el gobierno aprueba la moción de confianza, arriesgará su supervivencia en el futuro debido a un conjunto de medidas claramente impopulares. Estas medidas afectan a un amplio espectro de franceses y Bayrou seguirá en su cargo amenazado. Ya ha pasado más de un año de las elecciones parlamentarias de 2024, por lo que legalmente se pueden volver a convocar comicios. ¿Será esa la salida final de Francia? 

Primeras consecuencias

Los mercados se han tomado en serio las posibles consecuencias de la votación. El índice general de la Bolsa de París, que el lunes ya había sufrido una caída del 1,59 % con el anuncio de Bayrou, ha acelerado todavía más el descenso esta mañana. Después de cerrar en 7.843,04 puntos, el CAC-40 ha abierto con 7.726,24 puntos y el descenso se ha agravado durante la primera hora, cuando ha pasado a ser superior al 2 %.

El indicador de tendencia se ha situado por debajo del umbral simbólico de los 7.600 puntos y los valores bancarios son los que se han resentido más dentro del selectivo. El descalabro a las 10.00 locales (la misma hora en Madrid), cuando el CAC-40 perdía un 2,14 %, era del 8,03 % para Société Générale, del 7,07 % para BNP Paribas y del 6,53 % para Crédit Agricole.

A primera hora de la mañana, la prima de riesgo francesa -el sobreprecio que paga el país para financiarse en los mercados a diez años en comparación con Alemania, que sirve de referente- repuntó a 77,2 puntos básicos, frente a los 75,2 puntos al cierre de los mercados el lunes.

Y eso que el tipo de interés al que se cotizan los títulos de deuda francesa a diez años ha bajado muy ligeramente al 3,5 %, frente al 3,507 % de ayer, lo que se explica por una caída mayor para los bonos alemanes.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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