Moscú frustra una operación ucraniana para robar un caza con el misil hipersónico y derribarlo
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Moscú frustra una operación ucraniana para robar un caza con el misil hipersónico y derribarlo

Según los servicios de Inteligencia rusos, el plan consistía en secuestrar un MiG-31 equipado con el 'Kinhzal' y hacerlo desfilar ante las baterías antiaéreas de la OTAN en Rumanía. Con ayuda británica.

Un caza de combate ruso MiG-31K, capaz de portar el misil hipersónico Kinzhal, en una imagen de archivo del desfile de la 73 edición del aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi; sobre la Plaza Roja de Moscú (Rusia).Sefa Karacan/Anadolu Agency/Getty Images

De película. Los servicios de Inteligencia rusos han anunciado este martes que han frustrado lo que describen como una auténtica operación de espionaje, robo y sabotaje digna de un guion de espías de Hollywood. Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), han detectado una misión de su homóloga ucraniana, la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, para robarles uno de sus más preciados aviones de combate para hacerlo volar a su autodestrucción. 

Pero no un caza cualquiera, puesto que el MiG-31 que supuestamente Kiev habría estado planeando secuestrar estaría equipado con un arma clave. Una de las joyas de la corona del armamento ruso que más recientemente han sido engarzadas y que ya ha demostrado su capacidad destructiva contra la población civil, el misil hipersónico Kinzhal. Moscú también asegura que esa operación habría contado con ayuda de colaboradores de Reino Unido, si bien no detalla más al respecto.

"El Servicio Federal de Seguridad (FSB) ha descubierto y frustrado una operación de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania y sus colaboradores británicos para secuestrar un avión de combate supersónico de gran altitud MiG-31 de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas, equipado con el misil hipersónico Kinzhal", recoge el comunicado hecho público esta mañana por el FSB. 

Intento de soborno a pilotos rusos: 2,6 millones por un 'vuelo kamikaze'

La clave de la operación y lo que supuestamente habría permitido detectar a la Inteligencia rusa la existencia de tal complot pasaría porque agentes de Ucrania estuvieron intentando captar a pilotos rusos. La propuesta era un soborno de hasta 2,6 millones de euros a cambio de un vuelo. Solo de ida y para hacerlo desfilar ante las baterías antiaéreas de la OTAN.

A cambio de esos cerca de tres millones de dólares, los pilotos rusos tendrían que llevarse el MiG, con el Khinzal, "hasta la base aérea más grande de la OTAN en el sureste de Europa, ubicada en Constanza, Rumanía, donde sería derribado por los sistemas de defensa aérea". A juicio de Moscú, "las medidas tomadas frustraron los planes de la inteligencia ucraniana y británica para organizar una provocación a gran escala". De momento, no hay respuesta a esta acusación ni de Londres ni de Kiev.

¿Qué es un misil hipersónico Kinzhal y por qué es tan valioso?

Para comprender la magnitud de la supuesta operación que denuncia Rusia y las implicaciones que tendría en términos del armamento descrito, hay que tener en cuenta que el valor del Kinzhal no es puramente monetario, de hecho, el coste se presume en más de 10 millones de dólares al tratarse de un cohete estratégico y capaz de portar ojivas nucleares. Más allá de lo meramente destructivo, este misil representa todo un alarde de la ingeniería aeroespacial rusa, puesto que puede variar su trayectoria en pleno vuelo para acertar a objetivos móviles. Esas maniobras también puede hacerlas para escapar a la trayectoria de baterías antiaéreas u otras amenazas enemigas.

Se trata de un misil hipersónico capaz de alcanzar la velocidad Match 10 y acertar a objetivos en un rango de alcance de entre 460 y 480 kilómetros. Aunque lo habitual es verlo acoplado a un caza de combate de altas velocidades como el MiG o uno furtivo como el SU-57, también se monta en paquetes de cuatro en bombarderos Tu-22M3. Lanzados desde este tipo de aeronaves, suma 2.000 y 3.000 kilómetros de alcance, respectivamente, a los cerca de 500 de los que dispone de forma individual.

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Soy redactor de actualidad en El HuffPost, donde cada día realizo un seguimiento de todo lo que está pasando y marcando la jornada, con el único objetivo y árdua tarea de trasmitírselo a nuestros lectores de una forma en la que conozcan el contexto y el trasfondo más allá de un mero titular. Es decir, para que tu cuñado no pueda colártela otra vez.

 

Sobre qué temas escribo

Aunque en el día a día acabe escribiendo de cualquier cosa que suceda en el mundo, “puede que me recuerdes” de algunas temáticas que suelen quitarme el sueño con especial frecuencia. Me gusta escribir de política internacional, sobre todo cuando esta es eufemismo de atroces injusticias contra los derechos humanos o el medio ambiente, así como para acercar causas sociales que pasarían inadvertidas (la siguiente podría ser la tuya, así que escríbeme). La morriña también me devuelve en ocasiones a Galicia, sobre todo para que sus historias no se pierdan en el camino a la meseta.

 

Mi trayectoria

Antes de llegar a El HuffPost en 2021, fui periodista en La Voz de Galicia durante cinco años. En aquella etapa también pasé por los micrófonos de ‘Radio Voz’, en distintos programas radiofónicos. Y, aunque parezca poco probable, bebía más café que en la actualidad.


Soy de Ribeira, una bella localidad coruñesa que probablemente recuerdes del marisco, las páginas de sucesos o de personalidades de las que solemos presumir (tenemos a la triplista olímpica Ana Peleteiro y a una de las Tanxugueiras).


Aunque bromeo con que soy doctorado en Periodismo Gonzo, en realidad solo soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero, eso sí, tengo la orla de la misma tienda que la que se la hizo al rey Felipe VI. Aquellos años en Madrid me sirvieron para conocer la ciudad, pero también para entender que el mercado de la vivienda aún podía ir a peor. Ah, también tengo otra identidad secreta bajo la que hago rap o escribo poesía y que solo revelé en la redacción para que me dejasen entrevistar a artistas.

 


 

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