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¿Puede realmente Trump ganar el Nobel de la Paz y, no menos importante, se lo merece?

¿Puede realmente Trump ganar el Nobel de la Paz y, no menos importante, se lo merece?

Dice que ha arreglado siete guerras, pero ni acabó con la invasión rusa sobre Ucrania en un día ni hay garantías de que la tregua 'in extremis' entre Israel y Hamás se sostenga en el futuro. ¿Qué ha aportado en realidad a la paz el hombre que rebautizó la Defensa estadounidense como 'Departamento de Guerra'?

El presidente de EEUU, Donald Trump, presentando el 'Golden Dome', el proyecto para la creación de un escudo nuclear espacial; en una imagen de archivo.
El presidente de EEUU, Donald Trump, presentando el 'Golden Dome', el proyecto para la creación de un escudo nuclear espacial; en una imagen de archivo.REUTERS/Kevin Lamarque

Este viernes, el mundo entero se enfrenta a una suerte de dèja vú que ya tuvo sus primeros síntomas en la última portada de la revista Time. Como una reminiscencia del 2016 en el que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, el presidente republicano vio cómo en 2024 era vuelto a ser elegido persona más influyente del año, aún sin haber tenido la oportunidad de volver a hacer cambios de mobiliario en el Despacho Oval. Pero Trump, con más dorado en esa habitación, lleva todo lo que va de 2025 echándole el ojo a una distinción que no posee, protagonizando una campaña de autopromoción que ha acabado recibiendo el respaldo de distintos países. Pero... ¿puede realmente Trump acabar recibiendo el Premio Nobel de la Paz?

Teniendo en cuenta que el galardón que premia los esfuerzos por la paz y la resolución de conflictos por la vía pacífica lleva el nombre del mismo químico que inventó la dinamita, hay que reconocer que Trump aún podía incurrir en contradicciones mayores. El presidente que presume de cambiarle el nombre al Departamento de Defensa por el de Departamento de Guerra lleva días acelerando con un conflicto que prometió que solucionaría, pero que le ha ido costando muchas fricciones con su mayor aliado en Oriente Medio.

"Quizá encuentren una excusa para no dármelo [el Premio Nobel de la Paz]"
Donald Trump, tras haber asegurado en múltiples ocasiones que no quiere recibir tal galardón

A menos de 24 horas de que se desvele quién recibirá el Nobel de la Paz, Trump ha podido colgarse la medalla de anunciar que Hamás e Israel han firmado el primero de los pactos para materializar la propuesta de plan de paz en la Franja de Gaza -pactado bilateralmente con Tel Aviv, sin grandes garantías de cumplimiento y con tecnócratas impuestos-. Pero no ha hecho solo eso. Fiel a su dominio del marketing, ha seguido incrementando la alusiones a un supuesto currículum merecedor de tal distinción. Preguntado por la prensa, Trump ha opinado "no creo que nadie en la historia haya resuelto tantas [guerras], pero quizá encuentren una excusa para no dármelo".

El hombre que presume de parar 7 guerras: ¿qué hay de verdad en esa afirmación?, ¿se merece el Nobel?

Trump insiste en que el artífice de la resolución de siete conflictos. Claro, él lo dice de forma más épica, refiriéndose a que acabaron con siete guerras. De todas formas, es un cálculo que ayer tuvo que afinar, ante la evidencia de que su promesa de acabar con la invasión rusa sobre Ucrania en 24 horas a su llegada a la Casa Blanca se está pasando de fecha: "Resolvimos siete guerras. Estamos cerca de resolver una octava, y creo que terminaremos resolviendo la situación con Rusia". 

Obviando que esa octava no es una guerra, sino un "genocidio" confirmado por una agencia independiente de Naciones Unidas y que Moscú sigue desoyendo cada petición de Trump mientras avanza en el campo de batalla ampliando el terreno ucraniano anexionado, que ya dan por hecho que se quedarán tras un hipotético acuerdo de paz. Con excepción de las dos grandes campañas militares en curso en el mundo, ¿qué ha hecho realmente Trump para considerarse merecedor del galardón? Repasemos esos 7 'triunfos'.

El primero al que alude Trump se trata del conflicto abierto entre Camboya-Tailandia, que tuvo su desescalada el pasado verano, en julio. "Hay paz. Iba a ser una guerra terrible. Podría haber durado años, millones de personas podrían haber muerto", aseguraba Trump durante una visita a Reino Unido. De hecho, el premier y líder laborista Keir Starmer también participó en esa conversaciones. 

Pero, ¿qué pasaba? Una serie de enfrentamientos durante dos meses en la frontera, iniciados por la muerte de un soldado camboyano, por parte del ejército tailandés, en un templo hindú que ambos países reclaman habían dejado una decena de muertos y centenares de desplazados. ¿Cómo se arregló? Con el arma favorita del presidente estadounidense, el chantaje o la coacción económicas. El propio Trump lo detalló: "Lo hemos resuelto mediante el comercio. Dije: 'No quiero comerciar con nadie que se esté matando entre sí'". Y funcionó, eh.

"Hubo mucha lucha y ahora hay mucho amor. La economía puede unir a las personas"
Donald Trump

Dos. El acuerdo firmado entre Kosovo y Serbia bajo el auspicio de Trump es anterior a su segunda etapa en la Casa Blanca. Fue suscrito en septiembre de 2020 y derivó en restablecimientos de vuelos, reconocimientos mutuos y entrada en espacios económicos -de paso, ambos tuvieron que mover su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén-. ¿Qué frase memorable dejó Trump? "Hubo mucha lucha y ahora hay mucho amor. La economía puede unir a las personas", dejó para la posteridad.

El tercer conflicto en el que Trump medió se trata del de República Democrática del Congo y Ruanda. No, no resolvió el histórico conflicto en el que pesan acusaciones de encubrir a perpetradores del genocidio de los hutus sobre los tutsis. Washington saca pecho del pacto entre los rebeldes del movimiento M-23, apoyados por Ruanda, y los grupos armados Wazalendo, para la desescalada. Sin embargo, Amnistía Internacional alertó de que las hostilidades y secuestros seguían en curso: "Al no hacer frente a la impunidad de los terribles crímenes cometidos en el este de la RDC, el acuerdo pierde la oportunidad de abordar eficazmente un factor que desde hace largo tiempo impulsa el conflicto".

Así, Trump también tuvo tiempo de evitar una catástrofe nuclear. No, no se refiere al intercambio de ataques entre Tel Aviv y Teherán -de eso ya hablaremos luego-, sino a la desescalada entre Pakistán y India, el pasado mes de junio, que se había producido por una serie de ataques a turistas en la zona fronteriza en disputa y donde hay presencia de grupos paramilitares. "Paramos un conflicto nuclear. Creo que podría haber sido una mala guerra nuclear, millones de personas podrían haber muerto. Así que estoy muy orgulloso de ello", comentó Trump.

En cuanto a la disputa que hizo contener al mundo la respiración, la de Israel e Irán, cabe recordar que la entrada de EEUU en el conflicto consistió en bombardear las instalaciones y programa nuclear de Irán utilizando las mayores bombas antibúnker que existen en el mundo, con dudoso éxito. Con todo, después recondujo las conversaciones entre ambos países.

A mayores, Trump mete en este grupo de 'guerras cerradas' al conflicto entre Egipto y Etiopía -y en realidad también Sudán-. Básicamente, una guerra del agua, a raíz de las tensiones por el proyecto la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD), que se teme que afecte al caudal del río Nilo Azul. Su primera toma de contacto con esta problemática, en 2020, fue la de deslizar que si Egipto quisiese podría bombardear la mega infraestructura. "Como saben, Estados Unidos financió la construcción de la presa en el pasado, pero no entiendo por qué no se han abordado adecuadamente los problemas que generó", se preguntó Trump, instando a que llegasen a un acuerdo. Spoiler: la presa ha sido terminada sin un acuerdo.

Por último, también presume Trump de poner fin al último choque entre Armenia y Azerbaiyán. Aunque llevaba décadas enquistado, lo cierto es que en los últimos años la situación con el enclave de Nagorno Karabaj se había traducido en importante enfrentamientos armados entre los dos países. Trump logró sentar a sus dos mandatarios para negociar el acuerdo de paz. Fue histórico, no solo por el proceso, sino porque el presidente de EEUU se equivocó varias veces al nombrar a los dos países que presumía de reconciliar. Según él, había logrado la paz entre Albania -Armenia, en realidad- y "Aberbian" -Azerbaiyán, pero no podemos asegurar que no pensase en otro país de nombre fonéticamente similar-.

Si no se lo dan a él, ¿dónde podría ir a parar el Nobel de la Paz 2025?: las quinielas

En las últimas horas, The Financial Times ha desvelado que existen presiones constantes para que Donald Trump reciba el Nobel de la Paz. Hasta el punto de que algunas son del propio Trump, como las vertidas durante conversación telefónica con el ministro de finanzas y exsecretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Con todo, el prestigioso rotativo apunta a que la posición más factible del comité con sede en Oslo es que este galardón no recaiga en Trump. Ese órgano lo conforman un defensor de derechos humanos, un experto en política exterior y tres exministros.

La idea que impera ahora mismo es que se pueden producir tres escenarios. El menos probable, que sea el nombre de Trump el que sea pronunciado. No obstante, no se descarta que los esfuerzos de los distintos países que han hecho campaña por Trump acaben cristalizando en un Nobel que contente a Trump, por ejemplo, otorgándoselo a una organización que tenga el visto bueno de EEUU e Israel. En las quinielas suena Emergency Response Rooms, por su actividad humanitaria en Sudán. 

La otra opción sería la de buscar contrariar a Trump al máximo. Para ello, el Nobel de la Paz podría recaer en la Corte Penal Internacional (CPI) -lo que supondría un 2x1 si lo que se quisiera es recordarle a Netanyahu cómo funciona el derecho internacional- o el Comité para la Protección de los Periodistas. Ambos organismos han sido sancionados y criticados por la Administración Trump.

Con todo, hay quien cree que la carambola de última hora del acuerdo entre Israel y Hamás sí puede influir mucho. "Ha sido difícil tomar en serio algunas de sus proclamaciones, pero esto es diferente. Gaza sería un gran problema", relató un diplomático europeo al Financial Times. De hecho, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, es uno de los mayores apoyos internacionales de Trump en la campaña por el Nobel. A este se ha sumado otro país que depende expresamente del Ejército y armamento estadounidense: Taiwán. Eso sí, si consigue que Pekín desista en sus intereses en la isla. 

No obstante, y a mayores de la organización humanitaria en Sudán, la organización mejor situada en las plataformas de apuestas se trata de Médicos sin Fronteras, pero también de personalidades como Yulia Navalnaya -la viuda del opositor ruso Alexei Navalny-, la antes mencionada CIJ o la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA. Sea como sea, y teniendo en cuenta las polémicas asociadas a este premio, siempre merece la pena preguntarse si, esta vez... ¿habrá paz para los malvados?

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Soy redactor de actualidad en El HuffPost, donde cada día realizo un seguimiento de todo lo que está pasando y marcando la jornada, con el único objetivo y árdua tarea de trasmitírselo a nuestros lectores de una forma en la que conozcan el contexto y el trasfondo más allá de un mero titular. Es decir, para que tu cuñado no pueda colártela otra vez.

 

Sobre qué temas escribo

Aunque en el día a día acabe escribiendo de cualquier cosa que suceda en el mundo, “puede que me recuerdes” de algunas temáticas que suelen quitarme el sueño con especial frecuencia. Me gusta escribir de política internacional, sobre todo cuando esta es eufemismo de atroces injusticias contra los derechos humanos o el medio ambiente, así como para acercar causas sociales que pasarían inadvertidas (la siguiente podría ser la tuya, así que escríbeme). La morriña también me devuelve en ocasiones a Galicia, sobre todo para que sus historias no se pierdan en el camino a la meseta.

 

Mi trayectoria

Antes de llegar a El HuffPost en 2021, fui periodista en La Voz de Galicia durante cinco años. En aquella etapa también pasé por los micrófonos de ‘Radio Voz’, en distintos programas radiofónicos. Y, aunque parezca poco probable, bebía más café que en la actualidad.


Soy de Ribeira, una bella localidad coruñesa que probablemente recuerdes del marisco, las páginas de sucesos o de personalidades de las que solemos presumir (tenemos a la triplista olímpica Ana Peleteiro y a una de las Tanxugueiras).


Aunque bromeo con que soy doctorado en Periodismo Gonzo, en realidad solo soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero, eso sí, tengo la orla de la misma tienda que la que se la hizo al rey Felipe VI. Aquellos años en Madrid me sirvieron para conocer la ciudad, pero también para entender que el mercado de la vivienda aún podía ir a peor. Ah, también tengo otra identidad secreta bajo la que hago rap o escribo poesía y que solo revelé en la redacción para que me dejasen entrevistar a artistas.

 


 

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