Trump vuelve a la carga por el gasto militar en la OTAN: "España no juega en equipo"
El presidente de EEUU no suelta el hueso y ante el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, vuelve a reprochar que Moncloa no eleve su gasto militar al 5% del PIB.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a cargar este miércoles contra España por lo que considera una "falta de compromiso" con el objetivo de elevar el gasto militar al 5% del PIB, tal y como se acordó el pasado junio en la cumbre de la OTAN de La Haya. "Creo que tendrás que hablar con España. No sabe jugar en equipo”, ha señalado el estadounidense en el Despacho Oval, ante un embelesado secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que en su salida de la Casa Blanca ha vuelto a alinearse con 'papi' Trump para reprocharle al Gobierno español que incumpla los acuerdos invirtiendo menos del 3,5%.
Donald Trump, que después de su fugaz encuentro con Pedro Sánchez en la cumbre por la paz en Gaza, ha convertido el tema del gasto militar en su principal bandera de presión sobre los aliados y ha insistido ante Rutte que "salvo España, todos están al cien por cien" con el objetivo acordado el mes de junio. El inquilino de la Casa Blanca ha recalcado que el compromiso es esencial para garantizar la "sostenibilidad" militar de la Alianza y, sobre todo, para que Europa “asuma su parte” en la protección del Atlántico Norte.
Por eso Trump está convencido de que el compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez para aceptar la subida del gasto militar al 5% del PIB es algo que Rutte, "puede resolver fácilmente", tras asegurar que Estados Unidos tiene "un gran relación con los países de la OTAN" y, además, presentar este incremento de la aportaciòn como un triunfo personal, "orgulloso de que su papel en la defensa de Occidente" permita avanzar a la Alianza.
Rutte vuelve a alinearse con Washington
En su salida de la Casa Blanca, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha intentado suavizar nuevamente el choque, pero ha terminado reforzando (otra vez) la postura de su anfitrión. "España se ha comprometido a cumplir los objetivos de capacidad. Ellos dicen: 'podemos hacerlo con un porcentaje inferior al 3,5 %'. Les dije que no podían, pero pronto sabremos quién está en lo correcto", ha declarado tras su encuentro con Trump. El último primer ministro de Países Bajos, que afirma conocer bien a Pedro Sánchez, ha asegurado que ha mantenido "varias reuniones" con el presidente español sobre el asunto, aunque su actitud, más que diplomática, volvía a rozar la reverencia.
Desde que tomó las riendas de la OTAN, son varios los analistas que han descrito a Rutte como el "vasallo político" de Donald Trump en el seno de la Alianza Atlántica, después de haber asumido las directrices de Washington sin cuestionarlas, ejerciendo su nuevo cargo con un grado de subordinación poco habitual en un secretario general. Medios europeos llegaron a apodarle "el adulador en jefe" tras la cumbre de La Haya, por su tono halagador hacia el presidente estadounidense y su coincidencia en cuestiones tan espinosas como son los bombardeos en Gaza o, incluso, la anexión simbólica de Groenlandia.
Ese servilismo se ha ido consolidando con el paso de los meses de esta nueva etapa de la Alianza, donde Rutte ha respaldado sin fisuras el mandato de elevar el gasto en defensa al 5% del PIB e, incluso, ha reprendido a los países que se muestran reacios a hacerlo, como España. En palabras de un diplomático europeo citado por la prensa alemana, "la OTAN se gobierna de facto desde la Casa Blanca y Mark Rutte actúa como su ejecutor político".
Una ofensiva sostenida contra Madrid
Las palabras de Donald Trump en el Despacho Oval no son un episodio aislado, sino el último capítulo de una ofensiva sostenida contra España desde la cumbre de La Haya. El presidente estadounidense ha convertido el gasto militar en un test de fidelidad política dentro de la OTAN y ha elegido a Madrid como ejemplo de desobediencia. En las últimas semanas ha alternado reproches, amenazas y gestos de superioridad que recuerdan más a un patrón corrigiendo a un socio menor que a un diálogo entre aliados.
En octubre, Trump llegó a advertir que impondría aranceles y sanciones comerciales a España por considerarla muy irrespetuosa con la OTAN. “Se beneficia económicamente mientras los demás pagan por su seguridad”, aseguró el presidente de los Estados Unidos antes de que el presidente del Consejo Europeo saliera públicamente en defensa de España. Días después, el presidente republicano fue aún más lejos y sugirió que la OTAN "debería considerar la posibilidad de expulsar” a España. Una propuesta, que tenía más de teatro que de realidad al ignorar que el tratado fundacional de la Alianza no contempla la expulsión de ningún Estado miembro.
Mientras tanto, el Gobierno español mantiene un perfil bajo. Desde Moncloa recuerdan que el acuerdo fue negociado con el beneplácito de Rutte y que la contribución española en las misiones internacionales de la OTAN “supera con creces” su peso económico. Pero en Washington, el mensaje es otro: Trump ha vuelto a abrir el frente europeo justo donde más duele, en el bolsillo, y otra vez España aparece sola en esa fotografía.
