Tras haber entregado su vida a la isla, este septuagenario jubilado se ve forzado a abandonar el lugar donde reside de forma irregular en el municipio de Santa Eulària des Riu, ante la imposibilidad de poder pagarse una habitación de alquiler con su pensión y tras el endurecimiento de la normativa que regula el uso de caravanas. Pero, pase lo que pase, se niega a hacerlo sin la perra que le acompaña desde hace 11 años.