El gigante energético Gazprom, joya de la corona de la Federación Rusa, recortará el 40% de su plantilla en su sede central. Las sanciones hacen mella.
El calentamiento del Polo Norte facilita el uso del suelo y Moscú está dedicándose de lleno a la extracción de petróleo y gas y a las operaciones mineras.
Las medidas internacionales contra Rusia afectarán, además de al país de Putin, a los propios europeos, que dependen enormemente del gas ruso. La subida generalizada de los precios será una de las principales consecuencias.
Las sanciones internacionales por la invasión de Ucrania empiezan a surtir efecto en el Ártico, donde los planes sobre el gas natural licuado se desmoronan.