El mundo está cambiando, no es ninguna novedad. Desde la noche de los tiempos la existencia humana ha rotado sin cesar, trayendo con sus giros nuevas costumbres, nuevos modos, nuevas perspectivas. Que luego el cambio sea para bien, solo lo determinan los siglos, aquellos que sirven de testigos y jueces del devenir humano.
Bob Dylan, con su Premio Nobel, ha redibujado el perímetro de un galardón discutido pero siempre renombrado. No lo necesitaba quien de cualquier modo brillaba en el firmamento de los grandes escribidores de sueños en la poesía de esos trenes en los que nos embarcaríamos aun ignorando el destino, o aunque no nos condujeran nunca a ninguna parte.