Salomé Pradas en 'Salvados': nadar y guardar la ropa
La exconsellera de Interior de la Generalitat Valenciana durante la DANA acusa a Carlos Mazón de mentir: "Me cuesta procesar qué pasó esa tarde con el president".

Salomé Pradas, consellera de Interior y de Emergencias de la Generalitat en la DANA de 2024 que arrasó Valencia y dejó 229 muertos, ha reaparecido este domingo en Salvados para contar "su verdad" sobre lo sucedido en aquella fatal jornada y por la que la jueza de Catarroja la ha imputado junto a su número dos, Emilio Argüeso, por delitos de homicidio y lesiones imprudentes, en una instrucción basada en la presunta negligencia en el envío del mensaje ES-Alert, cuando ya habían fallecido unas 155 personas. “Hice todo lo posible por ayudar”, afirmó al inicio, entre lágrimas, antes de denunciar que en el último año “se ha dado una imagen mía de ignorante, pasiva o caótica”. Fue el prólogo a un diálogo en el que apuntó responsabilidades, reivindicó su papel y evitó cualquier asunción de culpa.
Las versiones sobre lo que sucedió llevan algo más de un año cambiando de argumentos, con rectificaciones, contradicciones públicas de los protagonistas y las revelaciones que se han ido conociendo durante la instrucción de la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra. Ha sido en ese terreno movedizo donde se ha movido Salomé Pradas, midiendo cada una de sus palabras, tanto por su condición de imputada como por cálculo político. Porque se ha reivindicado, pero sin llegar a incriminarse; ha señalado a Carlos Mazón, aunque no ha llegado a romper con él, y se ha emocionado por las víctimas aunque sin asumir fallos. O, dicho de otra forma: ha nadado y guardado la ropa.
Pradas situó pronto su condición de novata en Emergencias ("llevaba tres meses") como elemento decisivo para comprender su actuación. Explicó que era “la parte institucional” y que se apoyaba en un equipo técnico con “más de cien años de experiencia”. Fernando González González, más conocido como Gonzo, apenas tuvo que tirar del hilo para que el expresidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, se convirtiera en los 95 minutos de entrevista en el elefante en la habitación. Un tiempo que Pradas dedicó a insistir una y otra vez que, a día de hoy, es incapaz de procesar todo lo sucedido el día 29 de octubre de 2024: "Me cuesta procesar lo que pasó esa tarde con el presidente Mazón". De hecho, la exconsellera lo acusó de mentir públicamente al hablar del papel que había jugado en el desastre, cuando negó "rotundamente" que lo hubiera informado del envío de ES-Alert.
"Por ahí no iba a pasar”. Se refería a la llamada de las 19:47 horas, en la que aseguró que le comunicó a Carlos Mazón que iban a enviar la alerta a los móviles. Ella lo presentó como un intento fallido de coordinación con su superior; él siempre ha sostenido que no tuvo la información en tiempo real. Pero la cronología probada en la causa desmonta parte de su planteamiento: el debate sobre el aviso masivo empezó mucho antes. Un vídeo grabado en el Cecopi muestra que después de las cinco se había planteado el envío, incluso se le ve a ella misma diciendo: “Vamos a proceder a enviar una comunicación”.
Orden de no molestar a Mazón
Uno de los momentos más delicados de la entrevista de Salomé Pradas para Salvados se dio cuando aseguró que, pasadas las dos de la tarde, el jefe de gabinete de Mazón, José Manuel Cuenca, le ordenó que no molestase al expresidente valenciano y le transmitió un mensaje claro: "Mazón está de actos. Me vas informando a mí”. Aquí Pradas dijo que esa instrucción le dolió y que decidió saltársela. Explicó que llamó al president sin éxito y que optó por mandarle mensajes hasta que llegó un silencio casi total por parte de Mazón.
Sin embargo, el sumario refleja que hubo llamadas canceladas por el jefe de gabinete y el propio Mazón a las 12:54 y 12:59 horas, o que hablaron un minuto a las 13:19 horas. En ese listado también figuran los intentos reiterados de contactar con Mazón, todos sin éxito, o las llamadas posteriores en las que ella le informó de la grave situación que atravesaba la localidad de Utiel y también del riesgo de coronación en la presa de Forata. “Quise informarle a las 19:10 porque la población afectada podía ser de 80.000 personas", dijo.
Tras explicar la llamada y defender que Mazón sí recibió la información sobre el ES-Alert, Pradas enlazó con lo que define como las “versiones y contraversiones” del expresident durante el último año. Señaló una en particular como la más dolorosa: “Él, el otro día dio una versión en el Congreso y casi que es la que más me dolió de todas, lo de que no cogía las llamadas porque llevaba el móvil en la mochila”, afirmó. “Me generó gran dolor y pensé inmediatamente en las víctimas”, recalcó inmediatamente después.
La entrevista entró después en territorio más conflictivo: la información disponible en el Cecopi aquella tarde, en la que aseguró que los datos esenciales no llegaron al centro de coordinación de emergencias. "No sabíamos nada del barranco del Poyo”, apuntó Pradas, quien señaló que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) solo había remitido tres correos electrónicos -en realidad fueron 15 en menos de tres horas- y que trabajaron casi a ciegas. Sin embargo, la investigación judicial describe un panorama distinto.
Además, en el Cecopi se operaba bajo el sistema 112 integrado, por lo que las pantallas mostraban en tiempo real todos los incidentes abiertos, incluidos los avisos tempranos de inundaciones en Utiel o los problemas en el barranco del Poyo. De hecho, los técnicos de emergencias declararon a la magistrada que tanto Salomé Pradas como su secretario, Emilio Argüeso, recibieron esa información pasada la una de la tarde, cuando llegaron a la central de Emergencias. Aquel día, en el 112 se registraron casi 20.000 llamadas; más de 15.000 se realizaron antes del del envío de la alerta.
La gestión del envío del ES-Alert
La exconsellera de Interior durante la DANA dedicó buena parte de la entrevista a explicar cómo se fraguó el envío del mensaje ES-Alert. La jueza de Catarroja cree que el envío fue "tardío y erróneo" y que las 155 personas que ya habían muerto a esa hora son una pieza clave de todo el caso. Sin embargo, Salomé Pradas quiso desvincularse del retraso y situó la responsabilidad el marco de un debate entre técnicos: "Si el jefe de Emergencias y el jefe operativo entran en debate sería un contrasentido que un mando político decidiera”. Según su versión, aquel intercambio duró entre “veinte o veinticinco minutos”, seguido de otros tantos para ejecutar técnicamente el envío, hasta que la alerta sonó a las 20:11.
Pero el sumario describe un escenario más amplio. Mucho antes de ese debate (después de las cinco de la tarde) el subdirector general Jorge Suárez había planteado en el Cecopi la posibilidad de avisar a la población mediante un mensaje masivo. En un vídeo grabado ese día se le escucha explicar que se podía enviar un aviso a zonas ya inundadas. En esas imágenes aparece Pradas diciendo: “Vamos a proceder a enviar una comunicación”, una frase que descoloca su afirmación de que no oyó hablar del ES-Alert hasta las siete.
Salomé Pradas también asegura que el aviso se preparó ante la posible rotura de la presa de Forata. Sin embargo, la jueza ha descartado ese punto en varios autos: entre las 18:10 y las 18:15 horas se ordenó preparar el mensaje para la provincia, no para un área limitada, además de que el contenido no respondía a una emergencia hidrológica concreta.
Paiporta y el bulo de Pedro Sánchez
El episodio de Paiporta abrió otro flanco incómodo. Gonzo le preguntó a Salomé por la llamada que la alcaldesa trasladó a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, alertando de que el municipio se estaba inundando. Pradas sostuvo que esa información “no llegó al Cecopi” y que nadie la comunicó durante la reunión. Sin embargo, el rastro documental cuenta algo distinto. El listado de llamadas de aquel día recoge tres conversaciones entre Pradas, Bernabé y varios testigos —incluido personal técnico del Centro de Coordinación de Emergencias— han declarado ante la jueza que Bernabé transmitió esa advertencia en el primer descanso del Cecopi. Pradas argumentó que no escuchó nada, pero ese matiz no elimina la contradicción: la alerta existió y se verbalizó en la sala.
En el tramo final de la entrevista para Salvados, Salomé Pradas también recuperó uno de los bulos más extendidos desde la DANA y que no es otro que la atribución al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de una frase descontextualizada que Partido Popular y Vox repiten con frecuencia: “Creo recordar que Sánchez dijo una frase que será difícil que los valencianos olvidemos jamás. Yo no daba crédito al escuchar al presidente decir que si necesitábamos más recursos que los pidiéramos. Me pareció una manifestación inhumana y nada digna de su cargo”, señaló la exconsellera, usando el comentario como ejemplo de la falta de apoyo que, según ella, recibió la Generalitat durante la emergencia.
Sin embargo, esa frase no refleja lo que realmente dijo Sánchez en su comparecencia del 2 de noviembre, donde detalló los recursos desplegados -helicópteros, buques, unidades militares o refuerzos policiales- y ofreció la posibilidad de ampliarlos. "El Gobierno central está listo para ayudar. Si necesita más recursos, que los pida. No hace falta priorizar unos municipios sobre otros ni jerarquizar tareas. Se prioriza cuando faltan medios, y ese no es el caso. No tiene que pasar. Por tanto, si la Comunitat Valenciana requiere más efectivos, maquinaria, financiación o asesoramiento técnico, lo que tiene que hacer es pedirlo y se le suministrará, como se está haciendo, inmediatamente, como vamos a hacer con los 5.000 militares solicitados hace escasos minutos", dijo el presidente del Gobierno.
El punto de inflexión con Mazón
El relato de su salida del Consell ocupó también un espacio relevante de la entrevista. Pradas explicó que, tras la DANA, percibió un distanciamiento evidente de Carlos Mazón: “Me rehuía… Se veía venir”, afirmó. Según su versión, el expresident la citó a solas para comunicarle un relevo en el Gobierno que ella interpretó como una maniobra política: “Creía que estaba siendo injusto conmigo, que me estaba señalando, que me estaba culpabilizando”. Aseguró incluso que le trasladó que buscaba “una cabeza de turco”. Pero, igual que en el resto de la entrevista, Pradas moduló el reproche: marcó distancia sin quebrar del todo la relación y evitó cargar directamente contra quien fue su superior.
La exconsellera reservó sus momentos más emocionales para las víctimas de la DANA. Lloró, pidió comprensión y repitió que “solo puedo pedir disculpas por no poder haber hecho más”. Rechazó la imagen “de ignorante, pasiva o caótica” y defendió que “quienes me conocen saben que hice todo lo posible”. Pero, pese a ese tono de reparación, no asumió errores concretos en ninguna fase de la emergencia. Todas las fallas que mencionó —la información del Poyo, la lentitud del sistema, los retrasos en la comunicación, el envío del ES-Alert, la ausencia de Mazón— quedaron situadas fuera de su ámbito de responsabilidad. La emoción estuvo; la autocrítica operativa, no.
El resultado fue un cierre calculado. Pradas se mostró afectada, apeló a las familias y reclamó que “las víctimas merecen saber toda la verdad”, pero su verdad no incluyó fallos propios. La entrevista funcionó como reconstrucción y blindaje a la vez: suficiente para corregir su imagen pública, insuficiente para aclarar del todo qué falló el 29 de octubre. Pero lo que dejó más claro no fueron los detalles de la gestión, sino la estrategia política y judicial que sostiene: reivindicarse sin comprometerse, señalar sin romper, pedir perdón sin asumir las decisiones.
