La Policía brasileña desmantela el campamento desde el que los bolsonaristas lanzaron el ataque

La Policía brasileña desmantela el campamento desde el que los bolsonaristas lanzaron el ataque

Cerca de 1.200 ultras han sido detenidos.

En solo media hora, la policía del Distrito Federal de Brasilia ha logrado desmantelar el grueso del gran campamento que los bolsonaristas mantenían desde hace más de 70 días ante el cuartel general del Ejército brasileño.

Cerca de 1.200 radicales han sido detenidos en un operativo montado en la misma localización desde donde partieron los atacantes que el domingo marcharon contra las sedes del Congreso, Tribunal Supremo y el Palacio Presidencial causando cuantiosos desperfectos.

Agentes de la Policía Militarizada de Brasilia, apoyados por tropas del Ejército, bloquearon los accesos al campamento desde primera hora de este lunes para impedir la llegada de más manifestantes, al tiempo que ordenaron el desalojo pacífico de los que permanecían en el lugar, según ha avanzado la Agencia EFE. Hasta el momento han sido detenidas, al menos, 1.200 personas que permanecían en la zona.

Se trata de una medida que causó efecto rápidamente, sin que se produjeran escenas violentas como las vividas el fin de semana, y que inició un flujo de manifestantes recogiendo sus pertenencias ante la presión policial. No obstante, en el lugar continúan concentradas decenas de personas que se niegan a abandonar el lugar impidiendo la retirada de las tiendas de campaña y otros elementos. No se descarta que se registren nuevos enfrentamientos.

Con todo, un día es el plazo del que dispone el Ejército brasileño para poner fin a la última intentona de los partidarios del exmandatario Jair Bolsonaro de mantener vivo el triple asalto institucional perpetrado el pasado domingo en Brasilia . El Supremo ha ordenado este lunes al Ejército del país desmantelar todos los “campamentos bolsonaristas” que existen en el territorio nacional en un plazo de 24 horas.

  Partidarios de Bolsonaro comienzan a abandonar el campamento tras la orden del Supremo y la presión de las fuerzas del orden.RICARDO MORAES via REUTERS

La orden judicial, clave para el desalojo

Así lo ha anunciado el magistrado Alexandre de Moraes, quien ha subrayado la importancia de que estos campamentos sean completamente desactivados mientras la Policía actúa de forma paralela. Es decir, mientras las fuerzas policiales arrestan a “todos aquellos manifestantes que aún queden en las calles”, tras una cascada de detenciones que ya supera los 400 arrestados.

En esta nueva orden judicial, Moraes ha detallado que “nada justifica la existencia de campamentos de terroristas, financiados con la complacencia de autoridades civiles y militares de forma totalmente subversiva y sin respeto alguno hacia la Constitución”.

Ante el caos generado por el asalto a las edificaciones públicas, Lula decretó la intervención federal del área de seguridad de Brasilia hasta el próximo 31 de enero, con lo que las policías regionales estarán bajo control del Gobierno federal.

Mensaje contundente al Ejército: pueden ser llevados ante la Justicia

El mencionado magistrado del Supremo ha dejado otro mensaje clave, en un contexto en el que los partidarios de Bolsonaro reclaman una intervención militar para revertir los resultados de las elecciones democrática que acabaron con la victoria del izquierdista Lula da Silva. En este sentido, Moraes ha asegurado que los comandantes y altos cargos de las Fuerzas Armadas, la Policía y el Ministerio de Defensa serán llevados ante la Justicia, en caso de que estos campamentos sigan existiendo.

También se ha pronunciado sobre la situación de bloqueos en autovías, una práctica que han venido utilizando los grupos bolsonaristas desde la derrota electoral de Bolsonaro. Moraes ha indicado que las principales autovías de país, parcialmente ocupadas por la turba de seguidores, deben ser desbloqueadas a lo largo del día, según informaciones de la cadena de televisión G1.

Desde el campamento: “Ellos [los militares] no nos van a traicionar”

Según ha publicado El País este lunes, hay manifestantes que ven estos campamentos como una suerte de refugio al amparo de los militares. “Aquí estamos en una zona segura, frente al cuartel general del ejército, ellos [los militares] no nos van a traicionar”, ha declarado una mujer de 60 años, desde el ubicado a solo 8 kilómetros de la Plaza de los Tres Poderes, donde tuvo lugar el triple asalto.

“Aquí dentro somos por lo menos 1.000 personas. Somos muchos más que la policía. ¿En qué cárcel meterán a tanta gente? ¿Van a llenar una cárcel de brasileños patriotas?”, ha añadido la misma persona en declaraciones al diario español, asegurando que lleva 67 días ya acampada. Este campamento llevaba en activo desde el mismo día en que Bolsonaro perdió las elecciones.

El número de partidarios de Bolsonaro en el campamento frente al cuartel general del Ejército venía disminuyendo desde que tuvo lugar la investidura de Lula, el 1 de enero pasado. Hasta el pasado jueves, las autoridades calculaban que aguantaban en el lugar unas 200 personas. Sin embargo, el sábado, esa cifra había crecido exponencialmente hasta alcanzar los tres mil acampados, prueba del éxito de la convocatoria de la manifestación que derivó en el triple ataque a las instituciones.

Según el Ministerio de Justicia, los bolsonaristas detenidos en el campamento fueron conducidos en unos 40 autobuses hasta la sede de la Policía Federal, donde serán identificados para tratar de esclarecer si participaron en los ataques violentos del domingo. También están siendo fichados por si en un futuro surgen pruebas en su contra. Tan solo permanecerán arrestados los que sean señalados como participantes en los actos vandálicos y los que tengan algún indicio en su contra.

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Soy redactor de actualidad en El HuffPost, donde cada día realizo un seguimiento de todo lo que está pasando y marcando la jornada, con el único objetivo y árdua tarea de trasmitírselo a nuestros lectores de una forma en la que conozcan el contexto y el trasfondo más allá de un mero titular. Es decir, para que tu cuñado no pueda colártela otra vez.

 

Sobre qué temas escribo

Aunque en el día a día acabe escribiendo de cualquier cosa que suceda en el mundo, “puede que me recuerdes” de algunas temáticas que suelen quitarme el sueño con especial frecuencia. Me gusta escribir de política internacional, sobre todo cuando esta es eufemismo de atroces injusticias contra los derechos humanos o el medio ambiente, así como para acercar causas sociales que pasarían inadvertidas (la siguiente podría ser la tuya, así que escríbeme). La morriña también me devuelve en ocasiones a Galicia, sobre todo para que sus historias no se pierdan en el camino a la meseta.

 

Mi trayectoria

Antes de llegar a El HuffPost en 2021, fui periodista en La Voz de Galicia durante cinco años. En aquella etapa también pasé por los micrófonos de ‘Radio Voz’, en distintos programas radiofónicos. Y, aunque parezca poco probable, bebía más café que en la actualidad.


Soy de Ribeira, una bella localidad coruñesa que probablemente recuerdes del marisco, las páginas de sucesos o de personalidades de las que solemos presumir (tenemos a la triplista olímpica Ana Peleteiro y a una de las Tanxugueiras).


Aunque bromeo con que soy doctorado en Periodismo Gonzo, en realidad solo soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero, eso sí, tengo la orla de la misma tienda que la que se la hizo al rey Felipe VI. Aquellos años en Madrid me sirvieron para conocer la ciudad, pero también para entender que el mercado de la vivienda aún podía ir a peor. Ah, también tengo otra identidad secreta bajo la que hago rap o escribo poesía y que solo revelé en la redacción para que me dejasen entrevistar a artistas.

 


 

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