Isabel Díaz Ayuso: ¿ganar como Mañueco o arrasar como Moreno Bonilla?

Isabel Díaz Ayuso: ¿ganar como Mañueco o arrasar como Moreno Bonilla?

Las encuestas apuntan a que la presidenta madrileña es favorita a ganar las elecciones autonómicas, la duda es si podrá gobernar en solitario o tendrá que pactar con la ultraderecha.

De izquierda a derecha, Alfonso Fernández Mañueco, Isabel Díaz Ayuso y el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla en un acto del PP en 2022.Europa Press via Getty Images

Ganar o arrasar. Esa es la cuestión para Isabel Díaz Ayuso el próximo 28 de mayo, día de las elecciones autonómicas y municipales. La líder popular llega aupada por las encuestas, algunas le dan hasta mayoría absoluta. Que la madrileña salga aupada como vencedora o vencedora indiscutible dependerá en buena medida de si la coalición Podemos-IU-AV consigue entrar en la Asamblea.

La diferencia no es baladí, no es solo Madrid. Ayuso es uno de los activos más fuertes del Partido Popular también a escala nacional, mantiene una cruzada contra el Gobierno central desde el inicio de la pandemia y se ha construido una imagen de peso que le ha llegado a costar el puesto a un presidente de su partido: Pablo Casado. Su proyección es, a priori, tan arrolladora como la de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía, que ya cosechó su mayoría absoluta en 2022.

Pero si Ayuso no logra los 68 diputados necesarios para aplastar a toda la oposición, lo más probable es que tenga que pactar con Vox, una experiencia con la que su colega de partido en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tiene que lidiar a diario. De nada sirve el carisma con las manos atadas, y la relación entre la madrileña y los de Rocío Monasterio, candidata de Vox en Madrid, no pasa por su mejor momento. Ni de lejos.

El 4M y la relación con Vox

Corría el año 2021 y el enfrentamiento entre Ayuso y el Gobierno ya estaba en auge. Entonces, ante la amenaza de una moción de censura de su socio, Ciudadanos, la presidenta decidió dinamitar el gobierno de coalición que compartía con Ignacio Aguado y convocó a los madrileños a las urnas. La cita fue el 4 de mayo.

Aquellas elecciones hubo de todo. Con la pandemia aún muy presente, la dialéctica electoral fue entre la libertad y las cañas de la popular frente a una izquierda desnortada y partida en tres, un Ciudadanos en caída libre y un vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que abandonó su puesto para bajar al barro. Y en el barro se quedó ya exvicepresidente y en la nada el partido naranja.

Y a elecciones extraordinarias, resultados excepcionales. Ayuso fue la fuerza más votada en casi todos los rincones de Madrid, y aunque por bloques la izquierda se mantuvo en algunos lugares como Vallecas o algunas ciudades del 'cinturón rojo' como Fuenlabrada, su victoria fue hasta cierto punto incontestable.

Ella sola sumó más votos que toda la izquierda, 65 diputados, a cuatro de los que entonces marcaban la mayoría absoluta (el 28M serán 68 por el reajuste de escaños con respecto a la población autonómica, que ha descendido). La extrema derecha, entonces, se abstuvo y la dejó formar Gobierno. Pero la luna de miel ayusista con Vox duró muy poco.

De hecho, los dos últimos años han sido un rosario de encuentros y desencuentros entre la formación ultra y Ayuso. La voladura de puentes definitiva llegó el pasado 23 de marzo, cuando los votos de la izquierda y de los de Rocío Monasterio tumbaron la iniciativa legislativa del Ejecutivo comunitario que pretendía otorgar una deducción fiscal para inversores extranjeros. "Cada uno que siga su camino", sentenció la popular, que afirmó que no se iba a dejar "arrastrar" por Monasterio.

Pero, ¿y si no hay mayoría absoluta?

Si Ayuso barre a todos, como hiciera Moreno Bonilla, queda poco espacio para el misterio. Manos libres. Pero, ¿y si no lo logra y se ve obligada a pactar con Vox aun sumando más que toda la izquierda? El Partido Popular tiene ya alguna experiencia en compartir poder con los de Santiago Abascal en territorios como Castilla y León. Y es amarga.

Después de formar un Ejecutivo autonómico de coalición tras las elecciones de febrero de 2021, el cansancio del PP castellano y leonés con el vicepresidente ultra, Juan García-Gallardo, es más que latente. Sus ataques a la prensa, negacionismo sobre la emergencia climática o las faltas de respeto que han provocado más de una trifulca en las Cortes de Castilla y León amargan los días de los de Feijóo en esa comunidad.

¿Es esto lo que le espera a Díaz Ayuso? Lo cierto es que la líder del PP madrileño ya tuvo que tragar en 2021 con 13 propuestas de los ultraderechistas para sacar adelante los únicos presupuestos que ha aprobado desde 2019. Pero eso fue después de que los de Monasterio abrieran la mano y la dejaran gobernar. 

Tras la ruptura entre ambas formaciones, habrá que ver qué pasa si tras el 28M no hay mayoría absoluta que valga. Todo apunta a que los de Vox no se prestarán a dejárselo tan fácil a Ayuso y exigirán entrar en el Gobierno regional.

¿Inmune al desgaste?

El impulso de Ayuso en las encuestas es abrumador, pero también crea algunos interrogantes sobre cuál es su fórmula mágica. Y es que la líder popular ha estado envuelta en polémicas con todo tipo de colectivos vecinales, profesionales y ciudadanos que no parecen afectar en gran medida a sus aspiraciones a repetir en el cargo.

La presidenta y su equipo han sufrido una de las huelgas de sanitarios más duras de los últimos años en la Comunidad de Madrid, con protestas en noviembre y febrero que llegaron a congregar a cientos de miles de personas en el centro de la capital. El conflicto detonó con el nuevo plan para los servicios de urgencias de la región, que dejó a muchos centros de atención médica sin facultativos. 

Estas circunstancias terminaron por detonar el hartazgo de los sanitarios, que denuncian situaciones laborales límite. La precariedad generalizada de la sanidad pública madrileña también se refleja en los datos, ya que es la autonomía con menos inversión per cápita en ese ámbito.

El Ejecutivo regional también soliviantó el ánimo de los vecinos con una nueva normativa autonómica que permitía endeudarse para poder seguir jugando en las casas de apuestas, los taxistas están en pie de guerra con el nuevo reglamento del taxi de la comunidad y el enfado de los afectados por la línea 7B de metro en San Fernando de Henares son solo algunas de las cuestiones más candentes.

Otro frente abierto que Ayuso arrastra desde la pandemia es la gestión de las residencias, especialmente con los familiares de los muertos de covid, que aún piden que se esclarezcan las responsabilidades por los 'protocolos de la vergüenza', que prohibieron la derivación de los residentes enfermos a los centros hospitalarios.

El que fuera consejero de Políticas Sociales entonces, Alberto Reyero, también ha denunciado en numerosas ocasiones aquella decisión. Todo el proceso lo plasmó en el libro Morirán de forma indigna.

David (Jacinto) contra Goliat (Ayuso)

Aunque aún no han abierto los colegios electorales, a la luz de las encuestas la opción más probable es que gane Ayuso. Pero que su victoria sea rotunda o se quede a medias depende en buena medida de los apoyos que coseche la candidatura de Alejandra Jacinto, de Podemos. Si consigue llegar al 5% de los votos y entra en la Asamblea, David acierta en la frente del gigante Goliat.

En ese caso es probable que a la candidata popular se le escape la absoluta por apenas unos asientos y se vea obligada a bajar a la tierra. ¿Se verá obligada entonces Ayuso a encontrarse de nuevo en el camino con Monasterio como dos arrieras?

Todo apunta a que durante las próximas semanas los decibelios y el ruido aumentarán en la Comunidad de Madrid. El PP prepara la escoba para barrer a todo el que pueda, otros ponen a punto la honda y rezan para tumbar al gigante.