Hartazgo y urnas: una mala combinación

Hartazgo y urnas: una mala combinación

Existe una especie de deseo contenido de retroceder a la España del bipartidismo.

A man picks up a ballot inside a voting booth at a polling station in Ronda near Malaga during general elections in Spain on April 28, 2019. - Spain returned to the polls for unpredictable snap elections marked by the resurgence of the far-right...JORGE GUERRERO via Getty Images

Por Cristiano Brown, portavoz nacional de UPYD y candidato de Ciudadanos en las listas por Madrid:

Hace unos días me preguntaban en una entrevista sobre cómo podría afectar el hartazgo de la población a los resultados de las elecciones generales del 10 de noviembre. Es una buena pregunta, pues si nosotros mismos, los políticos, entendemos perfectamente la desafección de la sociedad ante la situación que estamos viviendo, no quiero ni imaginar qué pasará por la cabeza de los votantes cuya única culpa fue ejercer su derecho al voto en las últimas elecciones del 28 de abril.

No obstante, dada la importancia que supone el ejercer con responsabilidad el derecho al voto, tenemos que evitar que la situación de bloqueo tenga más protagonismo del que se merece en estas elecciones. No olvidemos que no se vota solo para desbloquear la formación de gobierno, sino que se vota sobre qué España queremos construir. 

Por juzgar por las opiniones de algunos tertulianos cercanos a los partidos tradicionales. Existe una especie de deseo contenido de retroceder a la España del bipartidismo. Por lo tanto, me siento en la obligación de recordar que ese modelo de país consistía básicamente en que los políticos del PP y del PSOE se tapaban los privilegios y las corruptelas esperando que a cada cual le llegase su turno de “vivir bien”. Si hay una consecuencia positiva directa de la pluralidad política en todas las instituciones, es la reducción de los casos flagrantes de corrupción debido a que existen muchas más formaciones para ejercer la labor de control y fiscalización de los órganos de gobierno. Volver al bipartidismo sería un retroceso brutal en el duro camino hacia la regeneración de las instituciones y lo más paradójico es que beneficiaría precisamente al principal culpable del bloqueo institucional, don Pedro Sánchez. 

Respecto al votante situado más a la izquierda del espectro ideológico, es verdad que el hartazgo es consecuencia de en una sensación de frustración. Durante meses Podemos y PSOE han hecho propaganda de medidas progresistas de un supuesto gobierno ficticio y sin embargo han demostrado muy poco interés real para querer hacerlas realidad. Por lo tanto, la decepción es lógica y dudo que ese voto encuentre refugio en íñigo Errejón pues su revanchismo hacia Iglesias y su oportunismo político lo detecta hasta un niño de 3 años. 

Existe una especie de deseo contenido de retroceder a la España del bipartidismo.

En el otro lado de la balanza está Vox, decidido a capitalizar el voto de los que ya no aguantan más las salidas de tono de los independentistas catalanes. ¡Obvio!  Somos muchos los que no les soportamos más y que no comprendemos como unos políticos irresponsables han formado parte de un autoengaño masivo que ha generado un gravísimo problema de convivencia en Cataluña. No obstante, la solución no es dinamitarlo todo. Estoy seguro que muchos de los que estamos preocupados por los derechos y libertades de los catalanes, no queremos tampoco retroceder en los derechos de otros colectivos minoritarios que Vox desprecia constantemente. Me da pánico pensar que por la defensa de España algunos con su voto quieran dejar de lado aquello que nos orgullece como país, la tolerancia hacia las parejas y familias LGTB, la lucha conjunta contra la violencia de género, o la Europa solidaria que debe afrontar con seriedad y sin populismos el problema de la inmigración ilegal.

Por último, es lógico que defienda a Ciudadanos. Ideológicamente estoy muy cerca de la formación que preside Albert Rivera. Sin duda me parece el único partido que ha puesto una solución responsable para salir del bloqueo y, más importante aún, una solución que consiste en dotar de reformas al sistema para construir un país mejor. La vergüenza es ver que los medios de comunicación o el debate político no está interesado en conocer reformas o propuestas políticas. Ni siquiera se está dando suficiente protagonismo a una posible nueva crisis económica. Aquí o se habla de Franco o se habla de Cataluña, hablar de tener una educación de calidad, un sistema de pensiones digno y sostenible, apoyo a los autónomos y pymes, una economía menos vulnerable y verdaderamente competitiva, etc. parece que no interesa.

En fin, yo confío plenamente en la madurez del electorado español para analizar las diferentes opciones políticas y ejercer su voto libremente. De hecho, creo que solo hay un voto útil de verdad, y es aquel que se ejerce con gusto, con responsabilidad, y pensando en el interés propio, pero también en el interés general de los españoles.

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