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Europa se alza ante una crisis histórica: la cumbre de defensa y seguridad que debe marcar un tiempo nuevo

Europa se alza ante una crisis histórica: la cumbre de defensa y seguridad que debe marcar un tiempo nuevo

Los Veintisiete se conjuran hoy en Bruselas en un Consejo extraordinario para salvar a Ucrania del aislamiento de Trump y apostar por su propio blindaje, con menos dependencias de EEUU. La UE crece con los retos, pero ahora debe hacerlo rápido.

Una delegación de la Unión Europea, reunida con Volodimir Zelenski en Kiev, en en tercer aniversario de la invasión rusa, el 24 de febrero de 2025.Gleb Garanich / Pool / REUTERS

En Bruselas siempre se repite que la Unión Europea (UE) crece a base de crisis, se robustece y se cohesiona de peligro en peligro, de abismo en abismo. Y aunque hay casos recientes que lo confirman -el coronavirus, por ejemplo-, hacerse grande también implica soportar dolores de crecimiento. Hoy Europa se enfrenta a una crisis histórica porque peligra la estructura de seguridad que conocemos desde 1945 y porque se diluyen las certezas de aquel tiempo, las alianzas, los valores. Le toca alzarse y superarla. Pero tiene que hacerlo rápido. 

Hace tres años, Ucrania fue invadida por Rusia y comenzaba así la mayor guerra en el continente europeo en ocho décadas. Los Veintisiete han estado en este tiempo, invariablemente, del lado de Kiev. Ahora, Donald Trump ha regresado a la Casa Blanca y, desde la presidencia de Estados Unidos, está planteando una posible salida negociada a la contienda en la que dialoga sólo con el invasor, Moscú, al que elogia y recupera como actor internacional sin mácula. A Ucrania le pide concesiones y sacrificios, humilla a su presidente, Volodimir Zelenski, trata de sacarle sus recursos naturales y hasta le bloquea la vital ayuda militar para forzarlo a sentarse con Vladimir Putin, aún sin que se le dé garantía de seguridad alguna. 

Ese es el escenario que ha llevado a que se convoque para este jueves un Consejo Europeo extraordinario, fuera de la agenda pautada, en el que la UE tratará de salvar con sus medios y su apoyo a Ucrania, país en pleno proceso de adhesión como un socio más. También debe recuperar la iniciativa, pese a la avalancha paralizante de las medidas de Trump. 

Están en juego dos emergencias armamentísticas, la de su aliado y la propia, y eso tiene que llevar a intensificar los esfuerzos de producción, por supervivencia ante la amenaza expansionista rusa. Así se ayuda a Kiev y así se independizan a la par los estados miembros de su mayor proveedor, EEUU. "Europa se enfrenta a un peligro claro y presente de una escala que ninguno de nosotros ha visto en nuestra vida adulta", escribió el martes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. "El futuro de una Ucrania libre y soberana, de una Europa segura y próspera, está en juego". 

En palabras del vencedor en las elecciones alemanas y previsible canciller, el conservador Friedrich Merz, Europa se encuentra "a cinco minutos de la medianoche", o sea, del apocalipsis, del armagedón, del fin del mundo como lo conocemos. Hay que actuar.

"Vivimos un momento decisivo para Ucrania y para la seguridad europea", expone el presidente del Consejo, el portugués António Costa, en su convocatoria para esta cita. Por lo que respecta a Ucrania, dice en su misiva, "asistimos a un nuevo impulso, que debería dar paso a una paz global, justa y duradera", recuerda sin acusar a Trump de parcialidad, de bilateralidad o de ostracismo. Por tanto, "es importante que mantengamos un intercambio sobre la manera de seguir apoyando a Ucrania y sobre los principios que deberían respetarse de cara al futuro". 

"La UE y sus Estados miembros están dispuestos a asumir una mayor responsabilidad respecto a la seguridad de Europa. Por consiguiente, debemos estar preparados para una posible contribución europea a las garantías de seguridad que serán necesarias para garantizar una paz duradera en Ucrania", añade.

En el caso de la defensa europea, anima a los líderes a "adoptar las primeras decisiones a corto plazo", con el fin de lograr "una Europa más soberana y capaz y que esté mejor equipada para abordar los desafíos inmediatos y futuros para su seguridad".

Foto de familia de la cumbre de Londres (Inglaterra).
Foto de familia de la cumbre de Londres para ayudar a Ucrania, presidida por Keir Starmer, el pasado domingo.EFE

De las palabras a los hechos

Suena bien, pero la tensión en la capital comunitaria viene porque esas palabras hay que trasladarlas a los hechos. La defensa y seguridad común es un debate viejo en la UE, que se ha ido relegando porque nunca ha habido emergencias que pusieran la materia bien arriba en la agenda. Ahora, tristemente, las cosas han cambiado. 

Tras el anuncio de Trump de que iniciaba conversaciones con Putin, dejando a Ucrania de lado y sin dar cuenta de sus intenciones a Europa, los 27 entraron en shock. Pero ya salen de su letargo y están dando pasos, aunque no en bloque, en la dirección de intentar cambiar las cosas, con el enorme apoyo de Reino Unido. La cumbre del pasado domingo en Londres fue el mejor ejemplo de ello, un foro en el que el liderazgo del premier Keir Starmer y del presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue clave. Ambos anunciaron ayuda a Kiev y un plan alternativo al de la Casa Blanca, aún por desvelar.  

Macron, inspirado por esta unión, ha hablado de la necesidad de "un despertar increíble" de Europa que, a su entender, se está logrando con las reuniones que él mismo y el laborista británico han tenido con Trump en su despacho y con el planteamiento de otras hojas de ruta que lleven una salida justa a la guerra. Lo que ocurre es que los acontecimientos están sucediendo demasiado rápido y la duda es si la UE los podrá manejar antes de que el republicano venda todo el pescado, léase los intereses soberanos de Ucrania. Un escenario de "lo tomas o lo dejas" que sería una encrucijada vital para Europa. 

No ha tomado buen color tras el encontronazo del viernes pasado entre Zelenski y Trump, aunque en la noche del martes el magnate bajase un poco el tono e informase de "conversaciones serias" con su homólogo ucraniano, que le mandó una "carta importante" y al que "aprecia". Lo hizo en un discurso en el que anunció más aranceles para Europa y amenazó de nuevo con adueñarse de Groenlandia, atacando a un estado UE como Dinamarca. 

Muy duro ha sido, sobre todo, que Trump frene la ayuda militar, incluyendo la de inteligencia, muy valiosa. "Analizamos los contratos y los paquetes de apoyo. Los resultados son buenos para los contratos de artillería. Los drones siguen siendo una prioridad absoluta. Han llegado sistemas de defensa aérea adicionales desde Lituania. Estamos cubriendo nuestras necesidades financieras hasta 2025. El escenario básico: mantener posiciones y crear condiciones para una paz justa y rápida, no una guerra interminable", ha reafirmado el presidente Zelenski en respuesta a la "orden ejecutiva" de Trump, intentando no entrar en pánico, pese a saber que así puede resistir apenas unos meses. 

Europa no sabe si se mantendrá el transporte que EEUU proporcionaba a veces en común para las piezas pesadas que se llevan a Ucrania o si vetará las armas europeas que llevan componentes made in USA, que puede afectar a ls aviones F16 o los misiles Patriot. "Los países europeos probablemente tendrán que duplicar su producción anual de proyectiles de artillería y hacer un uso intensivo de sus reservas", advierte desde ya Matthew Savill del Royal United Services Institute (RUSI).

El problema es que no sólo hay que temer a Estados Unidos. Que el enemigo está también en casa. Digamos que en la cumbre de este jueves, convocada y organizada a matacaballo, muestra lo mejor de Europa, la capacidad de sus técnicos y altos funcionarios y líderes de articular un plan en breve tiempo, pero también evidencia la desunión que hay entre los países. Hay 24 países comprometidos con Ucrania, uno que estará con Kiev pero juega a ser Pepito Grillo por su amistad con Trump (Italia) y dos que directamente avalan el plan de la Casa Blanca. Son, sorpresa, la Hungría de Viktor Orbán y la Eslovaquia de Robert Fico, que son capaces de hacer descarrilar todo el tren. 

Ya lo han dicho: ni ven bien apoyar mucho más a Ucrania, ni recelan de la paz de Trump ni creen indispensable aportar garantías de seguridad a Zelenski antes de sentarse a hablar con Putin. Todo lo contrario que los demás. En la reunión de embajadores previa a la cumbre que se celebró el martes sus representantes insistieron en esa visión, pro EEUU y, para sus críticos, directamente prorrusa. 

Orbán ha tildado la reunión de Londres de "mala, peligrosa y equivocada" y afirma que únicamente Hungría, EEUU, el Vaticano y Eslovaquia quieren la paz en Ucrania de verdad. Fue invitado anoche por Macron al Elíseo justo para hacerlo entrar en razón, ya que las decisiones de esta naturaleza tienen que ser aprobadas por unanimidad en el seno de la UE. Hay que intentar que n haya veto. El de Fico puede caer más fácilmente, si se llega "al compromiso de trabajar para reanudar el tránsito de gas desde Rusia", informa La Matinale Européenne

En cualquier caso, no será sencillo, pero el mensaje es claro: hay que demostrar apoyo a Ucrania en su momento de mayor soledad, insistiendo en que en unos cinco o seis años será un socio de pleno derecho, y dejar claro también la repulsión que aún genera el régimen de Putin. Incluso puede hablarse de una nueva ronda de sanciones, cuando justo Trump ha ordenado a su equipo que estudie cómo levantarlas

Se espera también que en este Consejo extraordinario los líderes discutan cómo utilizar los activos rusos que han estado congelados desde el inicio de la guerra en Ucrania. Si bien el interés generado por los 200.000 millones de euros en activos ya se está utilizando para ayudar a financiar la ayuda, países como Francia están aceptando la idea más controvertida de confiscar los propios activos, aunque los oponentes del plan dicen que se enfrentará a obstáculos legales y puede causar inestabilidad financiera, añade POLITICO.

Desde el inicio de la agresión militar de Rusia, la UE y sus Estados miembros han facilitado cerca de 135.000 millones de euros en apoyo a Ucrania y a su población, de los cuales 48,7 millones en apoyo de las fuerzas armadas ucranianas, indica el Consilium. 

La UE también ha adoptado sanciones sin precedentes contra Rusia: las últimas, de fecha 24 de febrero de 2025, apuntan a ámbitos vitales de la economía rusa, como el sector bancario, la flota clandestina de Putin, y los bienes y tecnologías de los sectores industrial y energético.

El presidente ucraniano, Zelenski, podrá ser parte del debate a través de una videoconferencia. Se espera que el viernes haya una cumbre a la que se añadan países europeos no UE (Reino Unido, Noruega, Islandia y Turquía) en la que habrá representación de Kiev. ¿Zelenski incluso? Bruselas no confirma. 

Zelenski, Trump y Vance, junto a sus equipos en la comparecencia inicial
Volodimir Zelenski, Donald Trump y JD Vance, junto a sus equipos en la comparecencia del pasado viernes en la Casa Blanca.Andrew Harnik via getty images

Armados hasta los dientes

Más consenso se espera en el caso de las nuevas apuestas en Defensa, anunciadas el martes por Von der Leyen, que pretenden movilizar "cerca de 800.000 millones" de euros en la materia. No ha habido objeciones por ahora de las capitales, aunque los presidentes y primeros ministros reclamarán más detalles, como qué proyectos emblemáticos se pueden presentar para calmar a los europeos y darles seguridad, de un sistema común antimisiles a un proyecto a 27 de ciberdefensa. 

El plan de Von der Leyen, hasta donde lo ha dado a conocer, incluye un nuevo instrumento que proporcionará 150.000 millones en préstamos a los Estados miembros para financiar equipos paneuropeos en áreas como defensa aérea y de misiles, sistemas de artillería, misiles, municiones, drones y otras necesidades.

El plan, bautizado con el nombre de Rearmar Europa, propone flexibilizar las normas de gasto de la UE para permitir a los gobiernos reforzar su ejército. Según von der Leyen, permitir a los países aumentar el gasto en defensa en un equivalente al 1,5% del producto interior bruto en cuatro años se traduciría en unos 650.000 millones de euros en todo el bloque. La OTAN llevaba años reclamando al menos un 2% y ahora va ya por el 5%. Países como España no lo cumplen aún.

"Se trata básicamente de gastar mejor y juntos, y estamos hablando de capacidades paneuropeas, ámbitos como, por ejemplo, la defensa aérea y antimisiles, los sistemas de artillería, misiles y munición, drones y sistemas antidrones, pero también para abordar otras necesidades desde el ciberespacio a la movilidad militar, por ejemplo", expuso en su puesta de largo. 

El Banco Europeo de Inversiones -que ahora comanda la española Nadia Calviño- también ha anunciado ya que se propone cambiar sus normas para facilitar la financiación de proyectos de defensa, un paso esencial para el proyecto. El año pasado se produjo la primera gran revisión de las normas de la institución, en virtud de la cual el Banco quedó facultado para invertir en productos de uso predominantemente militar, siempre que no entraran riesgos letales y conservaran una aplicación civil plausible. Las normas actuales prohíben invertir en municiones y otras producciones puramente militares.

Europa deben potenciar su defensa ante el aumento de "la amenaza de Rusia" y las dudas sobre el compromiso de Estados Unidos con la seguridad del continente, dijo anoche Macron en un mensaje televisado a la nación. Asesinatos de opositores exiliados, interferencia en elecciones, ciberataques, campañas de desinformación o provocaciones de aviones y buques militares rusos junto a las fronteras europeas fueron algunas de las manifestaciones de lo que calificó como "agresividad" de Rusia.

Anunció además el liberal que ha abierto "el debate estratégico" para extender a los aliados europeos de Francia la disuasión que ofrece el arsenal nuclear de su país, aunque recalcó que la decisión final sobre el uso de armas atómicas "estará siempre" en manos francesas.

Pese a esa entrega, también hay algunas voces críticas, más al márgen: Kata Tüttő, la húngara que preside el Comité Europeo de las Regiones, ha avisado del riesgo de tocar los fondos de cohesión para estas nuevas inversiones. Sería "un error catastrófico".

Von der Leyen no planteó su hoja de ruta como una defensa ante EEUU, al que todavía considera "un aliado". Se espera que Costa haga lo propio. No hubo tampoco por su parte críticas directas  indirectas a la nueva era Trump con quien, por cierto, aún no se ha podido reunir desde su toma de posesión, el 20 de enero. 

¿Habrá alguien que levante la voz en la cumbre de este 6 de marzo?

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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