El grupo armado adelanta un "alto el fuego permanente" y deja la decisión final en manos de Netanyahu, que debate el plan de paz con el Gobierno de Israel.
Hoy no es un día para cínicos: la certeza de que se van a salvar vidas -de los gazatíes atacados por Tel Aviv y de los secuestrados israelíes en la franja- merece la alegría. Pero ya hemos estado antes aquí, con dos treguas rotas. Hay riesgo de bucle.
Los palestinos sometidos a la ofensiva de Tel Aviv durante dos años y las familias de los rehenes a los que no ven desde el 7-O han salido a las calles con un sentimiento común de alivio. La ONU pide una implementación total de la hoja de ruta.
El grupo armado palestino ha anunciado un canje de documentos con los nombres de quienes serían entregados o liberados, tras un nuevo alto al fuego. El anuncio llega tras las críticas a Netanyahu por desconocer cuántos cautivos israelíes siguen con vida.
"Sólo rezo para que nuestro primer ministro permita una victoria completa en Gaza: para destruir a Hamás, si Dios quiere, para traer de vuelta a los rehenes y lograr lograr una victoria completa", dice, demostrando que no coincide con Netanyahu.
El partido-milicia palestino no ve claro que Tel Aviv vaya a cesar los ataques y a irse de la franja una vez que los rehenes sean entregados. Pese a ello, los contactos prosiguen en Sharm el-Sheij con moderado optimismo.
Hamás mató a más de 1.200 personas y secuestró a 251 en una incursión masiva en Israel, dando pie a Netanyahu a iniciar su guerra total sobre una Gaza hoy devastada. Dos años después, con la paz sobre la mesa de negociación, la fatídica fecha deja mucho más que el mero recuerdo a las víctimas.
El primer ministro de Israel dio un dato en una entrevista con Ben Saphiro, quiso corregirse de inmediato y volvió a equivocarse. "Cada uno de ellos es un mundo", le han contestado las familias de los secuestrados.
EEUU dice de los líderes de Hamás que "se han portado bien" cediendo, mientras se trata de cerrar una hoja de ruta para aplicar las primeras fases de alto el fuego, rehenes y presos. Hay ciertos problemas de "cooperación" por parte de Tel Aviv.
Apenas queda nada de lo que existía en la franja antes del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás asesinó a 1.200 personas y secuestró a 251. Israel comenzó entonces una ofensiva en la que han muerto más de 67.000 palestinos.
O, en otras palabras, ¿qué conocían realmente el Mossad y las autoridades israelíes de los brutales atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023... más de un año antes de que se produjesen?
Los dos años de ataques de Israel han debilitado enormemente al partido-milicia pero no lo ha arrancado de raíz. Quedan estructuras, fuerzas e ideas. Su desarme es el gran reto: supondría romper con la promesa de que nunca lo harían.
El presidente de EEUU marca "esta semana" para cerrar la primera fase de unas negociaciones a desarrollar en Egipto y aún con carácter técnico. Se esperan más avances a partir del miércoles.
"Me han dicho que la primera fase debería completarse esta semana, y les pido a todos que actúen con rapidez. ¡El tiempo es crucial o se producirá un derramamiento de sangre masivo", dice el norteamericano.
Asimismo, el ministro de Asuntos Exteriores ha cifrado en 50 los españoles de la flotilla y ha afirmado que se encuentran "bien" y que son la gran prioridad del Gobierno.
El presidente de Estados Unidos no ha tardado en emitir un vídeo institucional de algo más de un minuto en el que ha definido el 'sí' de Hamás como "un día muy especial".
El presidente estadounidense da un margen concreto a la organización terrorista: antes del lunes. En caso contrario, EEUU podría dejar de colaborar para conseguir una tregua.
El partido-milicia palestino está en la encrucijada: decir sí a una hoja de ruta que pide su rendición y su desarme y lo elimina de la gestión futura de Gaza pero con amplio respaldo internacional o mantenerse firme, pedir más y presionar con los rehenes.