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El mundo en llamas: siete claves para resumir una Asamblea de la ONU histórica

El mundo en llamas: siete claves para resumir una Asamblea de la ONU histórica

La gran semana de la diplomacia acaba en Nueva York con incontables frentes abiertos, de Gaza a Ucrania, clara desunión y la certeza de que, pese a todo, hacen falta las Naciones Unidas. Si te perdiste entre discursos, esto es lo fundamental.

Donald Trump, y la primera dama, Melania, tratan de subir al salón de plenos de la Asamblea de la ONU, el 23 de septiembre de 2025, en Nueva York. Las escaleras se estropearon y lo hicieron a pie.Kylie Cooper / Reuters

El debate del octogésimo período de sesiones en la Asamblea General de Naciones Unidas ha finalizado este lunes, tras una semana que ha sido una montaña rusa: puro vértigo por la radiografía del mundo que se ha dibujado, en llamas, más el aturdimiento que genera constatar la desunión de los países y la asertividad creciente en sus líderes. El orden que surgió tras la Segunda Guerra Mundial y que, mal que bien, ha aportado estabilidad, se desmorona. No hay asideros claros en mitad del huracán. 

Hay coincidencia en el diagnóstico -pronóstico grave-, pero división de opiniones en cuanto a las posibles soluciones. Y, pese a todo el ruido, también quedarán para la hemeroteca un paso y una certeza. El paso es el aval occidental, en cadena, al Estado de Palestina, desde que la misma ONU acordase la partición del territorio, allá por 1947. La certeza, defendida sobre todo por los más humildes, es que sería catastrófico dejar morir todo lo logrado en 80 intensos años de trabajo común en la ONU.

Estas son las siete claves de una cita que ha dejado a la vista todas las tensiones de un planeta que está olvidando el poder del multilateralismo para mover montañas. 

1) Gaza y Palestina, un grito atronador

La ofensiva de Israel sobre Gaza, que está a punto de cumplir los dos años y acumula más de 65.000 muertos, ha sido la principal protagonista de esta semana de alto nivel, en la que se han dado cita 90 jefes de Estado y 43 de Gobierno, cada uno con su discurso, y que también han participado en incontables reuniones paralelas, conferencias y mesas redondas, en más de 20 lenguas. Por un lado, ha estado la condena a Tel Aviv, prácticamente unánime. Por otro, el aval a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y su derecho a tener una nación soberana. 

El día previo al inicio del gran debate, Francia y Arabia Saudí apadrinaron un encuentro en Nueva York en el que diez países más añadieron su reconocimiento de Palestina como un igual, llegando a los 157, superando el 82% del planeta. Los occidentales se habían resistido históricamente a dar el paso por no enemistarse con el aliado israelí, pero la brutalidad de la ofensiva, calificada como genocidio por buena parte de los participantes en la Asamblea, con el hambre como una de sus estampas más clarificadoras (el turco Recep Tayyip Erdoğan subió a la tribuna con imágenes de niños desnutridos), han limado reticencias de Londres, París o Camberra. 

Aunque Tel Aviv acusó a estos países de alimentar a Hamás y su "terrorismo" con ese aval, desde el Gobierno palestino se agradeció la mano tendida, que llega tarde y en un momento en el que la diplomacia, contagiada de trumpismo, no es capaz de llevar las cosas por la senda de la negociación. El presidente Abbas no pudo asistir a la Asamblea porque EEUU, el gran amigo de Israel, le negó la visa a él y a su equipo, violando un acuerdo por el que hay que respetar las invitaciones de la ONU. El rais denunció la "guerra de genocidio, destrucción, hambre y desplazamiento" y elevó la cifra de muertos y heridos a "más de 220.000 palestinos". Además, condenó los ataques de Hamás, les reclamó que entreguen las armas y a los rehenes y descartó que tenga futuro en la franja. 

El plenario ha escuchado a voces firmes como la del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que sin sonrojo defendió: "Esto es un genocidio y hay que gritarlo". También propuso, por primera vez, la posibilidad de crear un Ejército internacional, una fuerza multinacional que apoye a Palestina. "Si el ejército de los EEUU no es capaz de apoyar las decisiones de la justicia internacional, entonces le corresponde a la ONU configurar un ejército capaz de liberar a Palestina", manifestó. El Grupo de La Haya, hasta 34 Estados de todo el mundo (España entre ellos), han coordinado además en la Gran Manzana para coordinar un plan de acción conjunto que "ponga fin a la impunidad" de Israel, con sanciones, petición de responsabilidades penales y financiación extra de la ANP. 

Por parte de España, ha quedado el compromiso de Felipe VI, rey de Jerusalén, quien en un discurso duramente por la ultraderecha, pidió a Israel que pare ya. "Nos cuesta comprender lo que el Gobierno israelí está haciendo en Gaza. Exigimos que detengan ya esta masacre", dijo desde el estrado. 

2) La soledad de Bibi

Frente al abrigo a los palestinos, la soledad de Benjamin Netanuahu, el primer ministro de Israel. En los discursos de los líderes apenas fue encontrando el apoyo de Donald Trump, el norteamericano, quien dijo que el reconocimiento del Estado palestino era "un premio demasiado alto" para "los terroristas de Hamás". Los ciudadanos de Palestina y las sucesivas resoluciones de la ONU que lo avalan ya tal. Lo único que el republicano enfatizó es que quiere el Nobel de la Paz por acabar con este conflicto, que roza los mismos años que tiene Naciones Unidas, pero sin aportar ideas. 

Sobre ese colchón llegó el primer ministro israelí a la sala, el viernes, para decir que lo que su Ejército, el más moral del mundo, hace no es un genocidio, sino "lo contrario". Lo escucharon cuatro, porque se produjo una espantada formidable en el plenario, que se sumó a las delegaciones que directamente no accedieron a la sala para mostrar su oposición no a un país, no a un pueblo, sino a un Gobierno de ultranacionalistas y religiosos, el más violento y el que más fomenta la ocupación en Israel. 

Netanyahu insistió en lo suyo, con un código QR en la solapa que llevaba a un resumen de los ataques del Movimiento de Resistencia Islámica del 7 de octubre de 2023, que dejaron 1.200 muertos y 250 secuestrados. "Mientras nosotros luchamos contra los terroristas, ustedes luchan contra nosotros. Lo que hacen es luchar contra la paz en vez de apoyar a quien lucha contra el mal. Han convertido el bien en el mal y el mal en el bien como avisaron los profetas", dijo a los mandatarios que no se habían marchado aún. También, por cierto, se le oyó en Gaza, donde Israel pirateó la red para que se le escuchara desde todos los teléfonos, para que su voz llegase a los rehenes que quedan en manos de Hamás, una cincuentena, de los que se cree que 24 siguen vivos. 

Netanyahu se marcha de Nueva York con unas negociaciones algo más reactivadas, con un supuesto plan de 21 puntos propuesto por Trump que le hace ser optimista -al norteamericano-, pero no ha sido el Bibi de otras ocasiones: sin reuniones cara a cara con los principales líderes del mundo, se ha conformado con esperar a Donald, mientras, viéndose con Javier Milei, el argentino, por ejemplo. Sólo los jefes de estado y Gobierno de las islas del Pacífico siguen dándole su apoyo, siguiendo la directriz eterna de EEUU. 

Ni siquiera se ha visto, que es lo mínimo que se despacha, con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a quien declaró persona non grata en octubre de 2024. Lleva dos años sin sentarse con él, mientras bloquea el paso a sus agencias humanitarias. 

3) Un nuevo enfoque en Ucrania

Aunque no ha sido expresamente en el plenario, la invasión rusa de Ucrania también ha vivido un giro importante al calor de la cita neoyorquina. De nuevo, Trump es el protagonista: contradiciendo todas sus afirmaciones sobre el conflicto desde que retornó a la Casa Blanca en enero y activó el proceso negociador entre Kiev y Moscú al mes siguiente, ahora dice que el agredido puede recuperar el territorio ocupado por Rusia, tanto el 20% que ahora tiene sometido como la península de Crimea, anexionada unilateralmente en 2014. Nunca se le ha visto tan proucraniano. 

Las razones para este cambio pueden ser varias: que quiera remover el avispero para ver si se desbloquean las conversaciones, que habían cogido carrerilla este verano (recuerda Alaska) y se han atrancado; que quiera demostrar a Vladimir Putin que tomarlo por tonto tiene consecuencias; que se haya dado cuenta de la violación de soberanía que suponía para los ucranianos o que sea un juego para aparentar compromiso con Kiev y animar así a los socios europeos a que se arrimen más, a que asuman más ayudas a los de Volodimir Zelenski

Claro, el ucraniano, en su intervención en la Asamblea, fue a por todas, tras el oxígeno insuflado. Defendió, en un discurso belicista cuando camina hacia los cuatro años de invasión, que la necesidad de rearmarse es urgente, para él y para los aliados europeos: "No hay garantías de seguridad salvo las armas y los amigos", aseveró. "Las armas son la solución", porque Rusia "está matando de manera profesional con los drones, porque a la guerra ya no le importa la geografía", una alusión a su presión de estos días en el este del continente

Rusia, como el que oye llover. No fue Putin a representar a su país, sino su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, distinta voz para el mismo mensaje de aviso: cualquier agresión contra la Federación "tendrá una respuesta decisiva". Y para ellos "agresión" también es que no le den sin pelear Crimea y las cuatro regiones del este de Ucrania que pretenden (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón). 

Lavrov ha afirmado que Moscú está alarmado por las declaraciones de algunos políticos en las capitales de la UE y la OTAN sobre una inminente Tercera Guerra Mundial como un "escenario probable" tras la violación repetida del espacio aéreo común con drones y hasta cazas. "Estas cifras socavan cualquier esfuerzo por encontrar un equilibrio justo de intereses entre todos los miembros de la comunidad internacional al intentar imponer sus enfoques unilaterales a todos los demás", indicó Lavrov. 

Si todo el ruido armado en NYC lleva a que se reactive el diálogo está aún por ver. 

4) La advertencia de China

A EEUU hace años que no le importan ni Europa ni Oriente Medio, sino que pone sus ojos en el Indo Pacífico, donde sabe que se juega la seguridad y el comercio del mundo ya, sin esperar a otro siglo. Por eso era interesante saber qué tenía que decir en este encuentro China, la tercera economía más grande del planeta tras Estados Unidos y la Unión Europea, pero el mayor exportador de bienes a nivel mundial y quien tiene las mayores reservas de divisas, o sea, la sartén por el mango. 

El primer ministro chino, Li Qiang, fue el encargado de hablar por el presidente Xi Jinping, para afirmar que "la humanidad se encuentra en una encrucijada" y avisar sobre un " grave cuestionamiento" al orden global basado en normas. "Las normas y el orden internacionales construidos durante los últimos 80 años se encuentran bajo un serio cuestionamiento, y el otrora eficaz sistema internacional se ve constantemente perturbado", declaró Li, sin citar a nadie pero mirando a Washington. "Los diversos problemas generados son angustiantes y preocupantes. La humanidad se encuentra en una encrucijada", insistió.

"Las normas y el orden internacionales construidos durante los últimos 80 años se encuentran bajo un serio cuestionamiento, y el otrora eficaz sistema internacional se ve constantemente perturbado"
Li Qiang, primer minstro de China

"Cualquiera que se preocupe por la situación mundial querría preguntarse: ¿por qué nosotros, los humanos, tras superar las tribulaciones, no pudimos adoptar un mayor sentido de conciencia y racionalidad, tratarnos con amabilidad y coexistir en paz?", dijo, por supuesto sin mojarse en crisis como la invasión de Ucrania por parte de su socio ruso. El primer ministro añadió que su país participa activamente en la resolución de "problemas candentes" en todo el mundo, "como la crisis de Ucrania y el conflicto palestino-israelí". De su cooperación con Putin en lo defensivo o sus compras de petróleo y gas que mantienen a flote su economía pese a las sanciones, ni palabra.

Li también destacó el simbolismo que rodea la sede de la ONU en Nueva York, lo cual, según dijo, lo conmovió a su llegada. "Al llegar a la sede de la ONU esta vez, vi más de 190 banderas nacionales alineadas frente al edificio, ondeando al viento", dijo, poniéndose poético. "Vi las esculturas que han convertido las espadas en arados y la no violencia, con su mensaje de eficacia comprobada, tan contundente". Pocos más vieron lo que él. Vamos a eso. 

5) Defensa del multilateralismo

Los grandes juegan a los bloques, a la soledad, a llevar cada uno su banderas, ser el más fuerte y dominar. Pero hay un mundo aparte de ellos, eso que se llama el Sur Global y, también, parte de la vieja Europa, que se niega a pasar por el aro, que en esta Asamblea ha defendido las bondades del multilateralismo. Un palabro, sí, pero también una realidad a la que hay que aspirar: la cooperación entre las naciones para avanzar y, si toca, resolver los conflictos por la vía pacífica, como ha intentado la ONU en estas ocho décadas. 

La presidenta de la Asamblea General, la alemana Annalena Baerbock, habló de forma cruda del escenario actual. "Este 80 aniversario debería haber sido un momento de celebración. Pero este no es un año cualquiera", recordó, porque "miles de huérfanos en Gaza deambulan entre los escombros comiendo arena y bebiendo agua contaminada. Mujeres de noventa años en Ucrania se esconden de los drones. Los niños de Haití tienen demasiado miedo para ir al colegio", por poner unos cuantos ejemplos. 

Poco antes, Guterres avalaba esa visión, desde el mismo podio: "Hemos entrado en una era de perturbación temeraria y sufrimiento humano implacable". Con la mirada puesta en los 80 años de la organización, enumeró las crisis simultáneas: "Naciones soberanas invadidas. El hambre, convertida en arma. La verdad, silenciada. Ciudades bombardeadas. Mares crecientes que tragan costas".

António Guterres, secretario general de la ONU, y Annalena Baerbock, presidenta de la Asamblea General, el 23 de septiembre de 2025, durante el debate de líderes anual.Kay Nietfeld / picture alliance via Getty Images

Pero los dos, profusamente aplaudidos por el plenario, arrojaron luz. Defendieron la Carta de la ONU con argumentos complementarios. Baerbock lanzó una pregunta crucial: "Cuando se ignoran los principios de la Carta, ¿es la ONU la que ha fracasado?". Los estados son los que componen la organización y son los que se comprometen con ella... o no. Por eso respondió: "No es la Carta la que falla. La Carta solo es tan fuerte como la voluntad de los Estados Miembros de defenderla". Guterres fue más contundente aún: "La impunidad es la madre del caos – y ha engendrado los conflictos más atroces de nuestro tiempo". Planteó una elección fundamental ante la atenta mirada de Trump y otros líderes: "¿Un mundo de poder bruto o un mundo de leyes? ¿Un mundo de sálvese quien pueda o un mundo de naciones unidas?".

"Imaginen lo mucho peor que sería sin las Naciones Unidas", insistía la germana. Más emocional, el portugués: "Crecí en la oscuridad de una dictadura, donde el miedo silenciaba voces. El poder real reside en la gente (...). Nunca me rendiré. Por la paz, la dignidad, la justicia, la humanidad".

"Imaginen lo mucho peor que sería sin las Naciones Unidas"
Annalena Baerbock, presidenta de la Asamblea General de la ONU

Mandatarios como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva hicieron también hermosos cantos a unir fuerzas, pese al entorno hostil. "Asistimos a la consolidación de un desorden internacional marcado por seguidas concesiones a la política de poder. Atentados contra la soberanía, sanciones arbitrarias e intervenciones unilaterales se están volviendo la regla. Existe un evidente paralelo entre la crisis del multilateralismo y el debilitamiento de la democracia", subrayó. Hace falta una reforma, pero mantener la esencia, que el siglo XXI sea multipolar y pacífico y no se ponga riesgo la estabilidad mundial y ni la autoridad de la propia ONU. 

La defensa más clara de esta organización fue del rey español, Felipe VI. "Creer en las Naciones Unidas es creer con firmeza en la universalidad de los principios y valores recogidos en su Carta y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos; es eludir la tentación de modularlos con particularismos, con relativismos, con excepciones. Porque la dignidad del ser humano no es negociable. Creer en las Naciones Unidas es, también, creer en un mundo basado en normas. Las normas son la voz de la razón aplicada a las relaciones internacionales, la mejor defensa que tenemos ante la ley del más fuerte. Un mundo sin normas es una terra incógnita; un tiempo sin normas es una Edad Media", dijo. 

Busca las 858746 diferencias con Trump, que se quejó de que las Naciones Unidas sólo le ofrecen una escalera mecánica y un teleprompter roto y un y silencio incómodo por un mal sonido. Parece broma pero la que fue anécdota del primer día de discursos, el martes pasado, ha acabado en investigación interna ordenada por Guterres y en otra pedida por Trump a su Servicio Secreto. 

6) Compromisos verdes

La contundencia de los conflictos armados y la desavenencias globales es tal que, en la mayoría de los discursos, han quedado opacadas otras cuestiones trancendentales, vitales incluso, como la emergencia climática. No era este un foro de toma de decisiones pero, aún así, hay que destacar que alrededor de cien naciones, responsables de aproximadamente dos tercios de las emisiones mundiales, presentaron planes o algún tipo de compromiso para reducir aún más las emisiones de combustibles fósiles y combatir el cambio climático. Fue el miércoles pasado y China tomó la bandera. 

En la cumbre climática de alto nivel de las Naciones Unidas, también paralela a la Asamblea, el presidente chino, Xi Jinping, anunció que el país más contaminante del mundo se propondrá reducir sus emisiones entre un 7% y un 10% para 2035. El gigante produce más del 31% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, y estas han estado aumentando durante mucho tiempo.

El anuncio se produjo mientras más de 100 líderes mundiales se reunían para hablar de la creciente urgencia y la necesidad de esfuerzos más fuertes para frenar la emisión de gases que atrapan el calor. Con importantes negociaciones climáticas internacionales en Brasil a seis semanas y media de distancia (en la COP30), António Guterres quiso centrarse en planes específicos para reducir las emisiones de carbón, petróleo y gas natural. 

Más de seis horas de discursos, promesas y anuncios valieron los compromisos finales, sobre todo el de Xi: China aumentará su energía eólica y solar hasta seis veces los niveles de 2020, hará que los vehículos sin emisiones se conviertan en la norma y reducirá la participación de combustibles fósiles en el consumo total de energía a menos del 30%, entre otras medidas para combatir el cambio climático y alcanzar la neutralidad de carbono. Además, se comprometió a aumentar drásticamente la superficie de bosques y a expandir la capacidad instalada de eólica y solar a 3.600 GW, lo que representa más de seis veces los niveles de 2020. 

7) De exyihadistas y de 'jefas'

Han ocupado menos titulares, pero hay también dos nombres llamativos en este cita: el del presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa, y el de la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet.

El exyihadista -quién lo ha visto y quién lo ve-, ha sido el primer mandatario sirio en 58 años en acudir a la ONU y sin ser uno de los Assad, Hafed primero y Bachar después, la saga de dictadores que ha manejado el país en estas décadas. Tras el hundimiento del régimen en diciembre pasado, el líder de las milicias contrarias se impuso como gobernante a la espera de elecciones (hay parlamentarias el 5 de octubre), y con ese rango ha participado en la tribuna de oradores y hasta en conferencias paralelas. 

Se ha dado una escena inédita: fue entrevistado por exdirector de la CIA David Petraeus, quien comandó las fuerzas armadas estadounidenses durante la invasión de Irak y encarceló a a Al Sharaa entre 2006 y 2011, líder del grupo armado sirio Hay’at Tahrir al-Sham. 

El su discurso, el mandatario reafirmó el rechazo a cualquier intento de división interna y defendió la búsqueda de un marco de estabilidad institucional para el país. "Siria se construye sobre la tolerancia, no sobre la venganza, ya sea a nivel interno o contra las fuerzas que interfirieron en los asuntos sirios", dijo. Según Al Jazeera, multitud de ciudadanos acudieron a plazas y espacios públicos en distintas ciudades para seguir, entre fuegos artificiales, la transmisión del histórico discurso. Esta vez la atmósfera fue festiva, sin roces sectarios. Un gesto colectivo que evidencia la trascendencia nacional de la reinserción de Siria en foros multilaterales, tras años de sanciones, aislamiento y guerra civil.

La chilena, por su parte, fue noticia porque el actual presidente de su país, Gabriel Boric, anunció formalmente que van a presentar su candidatura a la Secretaría General de la ONU, un puesto que nunca ha ocupado una mujer en sus 80 años de historia. El izquierdista aseguró que "es el tiempo de América Latina y del Caribe" y de que una mujer lidere el ente internacional, y resaltó la trayectoria política nacional de Bachelet, que ha sido dos veces jefa del Estado de Chile (2006-2010 y 2014-2018), y su experiencia internacional como presidenta de ONU Mujeres y como alta comisionada por los Derechos Humanos. 

El mandato de Guterres termina el 31 de diciembre de 2026, después de haber sido reelegido para un segundo período de cinco años que comenzó el 1 de enero de 2022.

Hay un problema: Boric no puede seguir como presidente tras las elecciones del próximo noviembre, con lo cual hay opositores (léase la ultraderecha) criticando que haya dado el paso de forma "precipitada". Se salga como se salga de ese embrollo, es lapidaria la frase de Baerbock, la presidenta de la Asamblea, al preguntarse ante el hemiciclo: "¿Cómo es posible que entre 4.000 millones de candidatas nunca se haya encontrado una adecuada para el cargo?". Queda todo dicho. 

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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