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La Global Sumud Flotilla afronta el tramo final de su viaje para llevar ayuda a Gaza: "Entramos en la zona de alto riesgo"

La Global Sumud Flotilla afronta el tramo final de su viaje para llevar ayuda a Gaza: "Entramos en la zona de alto riesgo"

Los 47 barcos que conforman el convoy se aproximan a aguas internacionales del Mediterráneo Oriental, donde Israel acostumbra a interceptar los barcos.

La Flotilla está este lunes, a las 15.00 horas, a apenas 300 millas de Gaza.GSF TRACKER

Los casi 50 buques que forman parte de la Global Sumud Flotilla (GSF) afrontan sus horas más decisivas desde que a finales de agosto zarparan desde el puerto de Barcelona con la intención de abrir un corredor humanitario en Gaza. Los barcos que lideran la expedición están a apenas unas 300 millas náuticas de la costa gazatí y se estima que podrían llegar dentro de tres o cuatro días. De este modo, y según han avisado desde la Flotilla, "en tan solo dos días, entrarán en la zona de alto riesgo", es decir, en aguas del Mediterráneo Oriental, donde temen que Israel pueda asaltarles. "La Armada está preparada", avisó el pasado jueves Effie Defrin, portavoz del Ejército israelí.

Desde que Israel bloqueara en 2007 el acceso a Gaza por tierra, mar y aire, apenas seis buques con ayuda humanitaria pudieron alcanzar la costa palestina. Los primeros en lograrlo fueron los barcos pesqueros Free Gaza y Liberty, que lograron atracar en el puerto de Gaza el 23 de agosto de 2008. Israel impidió que cualquier otro buque pudiera entrar. En 2010, el Ejército israelí asaltó la Flotilla de la Libertad y asesinó a una decena de activistas que viajaban a bordo del barco turco Mavi Marmara. Quince años después, el Gobierno de Benjamin Netanyahu continúa con el envío de equipos de élite de las fuerzas militares para impedir la llegada de más navíos. Los últimos intentos, antes de la Global Sumud Flotilla, fueron los de los barcos Conscience, el Madleen y el Handala. Todos intentaron romper el bloqueo este año y ninguno lo logró. Mientras que el primero fue atacado por drones, Israel asaltó los dos últimos, detuvo a sus tripulantes y los deportó.

El caso de la Global Sumud Flotilla, tal y como ha reconocido hasta el portavoz del Ejército israelí, es "diferente", ya no solo por el número de barcos que la conforman, sino por una presión internacional en aumento. De hecho, en estos momentos, los barcos de la flotilla están acompañados por una fragata enviada por el Gobierno italiano (en unos días está prevista la llegada de un Buque de Acción Marítima español). Pese a todo, el Gobierno de Israel no ha suavizado sus amenazas. A comienzos del mes de septiembre, el ministro de Seguridad israelí, Itamar Ben-Gvir, ya avisó de que tratarían a todos los tripulantes del convoy como "terroristas". El Gobierno israelí advirtió además de que, al contrario que en casos anteriores, esta vez no deportará a los activistas, sino que los mantendrá en "detención prolongada".

A bordo de la flotilla, no obstante, están preparados para cualquier tipo de intervención israelí, sobre todo después de haber sufrido ya hasta tres ataques con drones a lo largo de su travesía. Los dos primeros sucedieron en un puerto de Túnez, y el último hace apenas unos días a escasas millas de la isla griega de Gavdos, cuando varias embarcaciones fueron "atacadas por drones no tripulados". "Los ataques incluyeron el despliegue de dispositivos explosivos e incendiarios, la dispersión deliberada de sustancias químicas desde los barcos, la desactivación de dispositivos de comunicación de emergencia y daños físicos calculados y diseñados para dejar las embarcaciones inservibles y poner en peligro a los voluntarios a bordo", dijeron desde la organización.

Antes de este último ataque, Israel había propuesto a la GSF que descargara la ayuda humanitaria en el puerto israelí de Ascalón para que fuera luego el propio Gobierno de Netanyahu el que se encargase de su reparto. Desde la flotilla se opusieron al ofrecimiento, al entender que procedía de un país al que la ONU acusa de bloquear la entrada de ayuda humanitaria y provocar una hambruna que ha matado ya a cientos de niños y niñas en Gaza. "El historial de Israel de interceptar buques, bloquear convoyes y restringir rutas demuestra que su intención no es facilitar la ayuda, sino controlarla, retrasarla y denegarla", respondió la organización, desde donde vieron el mensaje del Gobierno israelí como una preparación del "terreno para una mayor escalada".

En Italia, mientras, continúan con esfuerzos para evitar un desenlace fatal. Según informa el diario La Reppublica, los diputados italianos a bordo de la flotilla negocian con la Conferencia Episcopal Italiana y el Patriarcado Latino de Jerusalén un posible plan según el cual sería la Iglesia Católica la encargada de repartir la ayuda que transportan los barcos. "Los embajadores de la Flotilla piden que se retome el borrador del acuerdo de hace unos días, el presentado por Giorgia Meloni durante una rueda de prensa en Nueva York. Pero exigen algunos ajustes. Dos en particular: que el corredor de ayuda sea permanente y que el mecanismo excluya al Gobierno italiano: el tránsito de bienes debe ser mediado únicamente por la Iglesia y debe pasar por Chipre o Egipto", escriben en La Reppublica. Meloni vive estos días un cerco político sin precedentes por el genocidio en Gaza, no solo por parte de la oposición en el Parlamento sino también por la convocatoria de cada vez más movilizaciones en el país, donde se convocó hasta una huelga general. "No soy estúpida, lo que ocurre en Italia no pretende aliviar el sufrimiento de la población de Gaza, sino atacar al Gobierno italiano", se quejó hace unos días. Pese a todo, las manifestaciones crecientes en su país la han obligado a realizar gestos, como el envío de una fragata para acompañar a la flotilla y participar, llegado el caso, en tareas de rescate.

Pese a que los parlamentarios italianos de la flotilla negocian una propuesta que Israel con toda probabilidad no aceptará, la organización de la GSF aseguró tras escuchar el plan de Meloni que cualquier opción que no suponga "entregar directamente los cargamentos en Gaza desnaturaliza la misión". "Nuestra determinación es absoluta, pero este es el momento en el que más se necesita vuestra vigilancia y solidaridad global", han trasladado desde la GFB este mismo lunes.

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

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