Trump y Zelenski ven el acuerdo de paz en Ucrania "muy cerca", pese a que aún están sin resolver "uno o dos asuntos espinosos"
La UE aprecia los avances, pero exige que haya garantías de seguridad “desde el primer día” para Ucrania. Moscú avala los esfuerzos mediadores de Washington.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado este domingo, después de reunirse durante casi tres horas en su mansión de Florida con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, que el acuerdo de paz para poner fin a la guerra en Ucrania está "muy cerca". Sin embargo, después de una jornada de contactos diplomáticos con los líderes europeos, así como una llamada con el presidente ruso, Vladimir Putin, el republicano ha reconocido que aún quedan “uno o dos asuntos muy espinosos” por resolver, sobre todo en lo relativo al futuro estatus que tendrá la disputada región del Donbás.
“Creo que nos estamos acercando, quizá muy cerca”, ha afirmado Trump en una rueda de prensa conjunta, celebrada tras el encuentro con Zelensky en Mar-a-Lago. El mandatario estadounidense ha situado el grado de acuerdo en niveles nunca vistos desde el inicio del conflicto, hace ya tres años, antes de añadir que habrá que esperar "unas semanas" para saber si las negociaciones prosperan. “Podemos decir que estamos en el 95%, pero no me gusta hablar de porcentajes. Pienso que estamos avanzando muy bien”, ha señalado, al tiempo que ha insistido en la urgencia de lograr avances para evitar más muertos.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que también ha valorado esta última reunión con Trump como positiva, ha confirmado que ambas partes han acordado volver a reunirse "en las próximas semanas" para "cerrar todas las cuestiones que siguen en discusión", aunque ha evitado concretar fechas o lugar para ese encuentro. Según ha explicado, el plan de paz de los 20 puntos estaría "en un 90 % acordado", con el respaldo estadounidense para garantizar la seguridad de Ucrania tras el alto al fuego. El presidente ucraniano ha afirmado que respecto a esta cuestión ya existe un entendimiento, mientras que Trump, más prudente, ha situado el acuerdo sobre esta cuestión en torno al 95% y ha señalado que Europa asumirá un papel relevante con el respaldo de Washington.
Al mismo tiempo, Zelenski ha abierto la puerta también a una celebración simultánea de las elecciones presidenciales en Ucrania y de un referéndum respecto a su plan de paz de veinte puntos, que sirve de base a las conversaciones. Sin embargo, esta convocatoria de los comicios presidenciales ha sido una opción impopular en Ucrania, rechazada por los principales partidos políticos ucranianos porque se celebrarían en plena guerra y porque exigiría realizar cambios en la legislación, aunque Kiev se ha mostrado más dispuesto a explorar esta vía ante la insistencia de Trump, en un movimiento que se interpreta como un intento de evitar que Moscú y Washington cuestionen la legitimidad de su Gobierno.
El Donbás, principal escollo
El futuro del Donbás sigue siendo el principal escollo para que Rusia y Ucrania firmen un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra. Tanto Donald Trump como Volodímir Zelenski han reconocido que, después de esta jornada de negociaciones, la cuestión territorial aún permanece sin resolver. Desde Kiev han planteado como opciones congelar la actual línea del frente o fijar una zona desmilitarizada en algunas partes de la región de Donetsk, aún bajo control ucraniano y que también reclama Rusia. Zelenski ha reiterado su intención de suavizar las propuestas que implicarían la retirada completa de las fuerzas ucranianas del Donbás, como defiende Moscú. "Es un asunto sin resolver, pero nos estamos acercando mucho. Es una cuestión muy difícil”, ha admitido Trump.
La pugna por la región del Donbás, que engloba las regiones de Donetsk y Lugansk, no es una cuestión menor. No solo es una zona clave desde el punto de vista industrial y militar, también es uno de los principales frentes de la guerra ruso ucraniana desde 2014, cuando comenzó la ocupación rusa desde el este de Ucrania. Su control incide directamente en la capacidad defensiva de Rusia, en el despliegue militar ucraniano en su frontera y en la viabilidad de un alto el fuego estable, ya que se determinará dónde se van a establecer las nuevas líneas fronterizas, qué fuerzas se desplegarían en ellas y qué margen tendría cada parte para rearmarse o presionar militarmente.
Para la Unión Europea, el futuro de al región del Donbás tiene implicaciones que van más allá de la guerra en Ucrania. Una cesión territorial consolidaría un cambio de fronteras por la fuerza en el continente, debilitando el principio de integridad territorial que sustenta la arquitectura de seguridad europea. Además, un acuerdo que no cierre de forma estable el estatus de la región, trasladaría a la UE gran parte del peso político y material del proceso, desde las garantías de seguridad hasta la reconstrucción y el apoyo económico a Ucrania, lo que explica la insistencia de Bruselas en compromisos firmes “desde el primer día”.
Precisamente, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha valorado de forma positiva el estado de las negociaciones multilaterales sobre el acuerdo de paz. En un mensaje publicado en la red social X, Von der Leyen ha señalado que aprecia el "buen progreso", aunque ha subrayado que todo acuerdo deberá ir acompañado de garantías de seguridad para Ucrania. “Europa está preparada para seguir trabajando con Ucrania y con nuestros socios estadounidenses para consolidar este progreso. Fundamental para este esfuerzo es contar con garantías de seguridad sólidas desde el primer día”, ha escrito.
Junto a la cuestión territorial, durante la reunión de Donald Trump y Volodímir Zelenski en Florida también se han abordado otros asuntos sensibles que quedan aún sin resolver. Entre ellos, el futuro de la gestión y control de la Central nuclear de Zaporiyia. Según ha señalado el presidente ucraniano, este es uno de los puntos que Ucrania quiere aclarar en el marco de la negociación, mientras Estados Unidos ha planteado distintas fórmulas, entre ellas un control compartido, sin que por ahora exista un acuerdo concreto.
Moscú reacciona a la reunión de Florida
Antes de la llegada de la delegación ucraniana a la mansión de Mar-aLago, en Florida, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hablado por teléfono con el presidente ruso, Vladímir Putin. El mandatario estadounidense ha calificado esa conversación de “productiva” y ha asegurado que las conversaciones avanzan “en la dirección correcta”.
Desde Moscú, el Kremlin ha dejado claro que mantiene diferencias de fondo respecto al plan de paz de los veinte puntos. El asesor de política exterior de Putin, Yuri Ushakov, ha trasladado que el presidente ruso considera que el alto el fuego de 60 días propuesto por la Unión Europea y Ucrania serviría para prolongar la guerra, por lo que ha insistido en que Kiev debe tomar una decisión “sin más demora” sobre el futuro del Donbás. Después del encuentro en Florida, el enviado especial del Kremlin para cooperación económica, Kirill Dmitriev, ha alabado en redes sociales los esfuerzos de mediación de Washington: “Todo el mundo aprecia los esfuerzos de paz del presidente Trump y de su equipo”.
En ese marco, Rusia ha confirmado que ha aceptado el formato de grupos de trabajo que ha propuesto Washington para abordar los aspectos de seguridad y económicos del conflicto. Según ha detallado Donald Trump, por parte de Estados Unidos el grupo estará integrado por el enviado especial Steve Witkoff, el secretario de Estado Marco Rubio, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, y el yerno del presidente, Jared Kushner. El presidente estadounidense ha subrayado que deberán trabajar directamente con Moscú y ha advertido de que, sin esa implicación, “no vamos a resolver el problema”.
El encuentro se ha producido en un contexto de presión militar sobre Ucrania. Rusia ha intensificado este fin de semana los ataques con misiles y drones contra Kiev y otras zonas del país, lo que ha provocado cortes de electricidad y calefacción en la capital. Zelenski ha vinculado estos bombardeos a la respuesta rusa a los esfuerzos diplomáticos impulsados por Estados Unidos, mientras que Trump ha asegurado creer que tanto Putin como el presidente ucraniano se muestran serios en su voluntad de alcanzar la paz.